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Covid-19: Cortinas de Humo / Luis Ventoso (España)
Sánchez, dañinas cortinas de humo / Luis Ventoso, ABC (España), 28 Mar
Una aclaración preliminar que es de justicia: el estadista más dotado que podamos imaginar -Roosevelt, Adenauer, Clement Attleee- no lograría vadear con éxito el desafío que supone la pandemia de coronavirus. No hay país que no esté apurando tragos muy amargos, empezando por las dos primeras potencias.
De China, génesis del problema, ni siquiera poseemos datos fiables de los daños económicos y sanitarios del Covid-19 allí. Estados Unidos, donde la sanidad pública no es universal, aparece ahora mismo como una bomba de relojería. El Reino Unido, que comenzó tomándoselo con choteo nacionalista, confiados en su gloriosa insularidad, ve cómo se han contagiado el premier, el principal asesor científico y el propio ministro de Sanidad.
Es decir, el Gobierno de Sánchez se enfrenta a un reto nuevo y complejísimo, y así debemos reconocerlo. Pero acto seguido la verdad obliga a añadir que el envite nos ha pillado con un Ejecutivo amateur, que no ha dado una en la gestión práctica de la epidemia.
Primero minimizaron su alcance y reaccionaron tarde, permitiendo y hasta alentando concentraciones masivas de público, cuando los datos certificaban de manera fehaciente que ya estábamos en la cruda senda de Italia. También llegaron tarde a la hora de establecer un mando único para todo el país, porque estaban instalados en la lisonja al nacionalismo antiespañol. Fueron incapaces de aplicar test masivos (que es el único modo de poseer datos reales y frenar los contagios con criterio). Y por último, el jueves y el viernes han rondado el ridículo con el sainete de la compra de material chino. A estas horas, lo cierto es que el Gobierno de España no ha sido capaz ni de dotar de nuevos respiradores a unas urgencias que corren el riesgo de colapsar.
Sánchez, que siempre ha primado la propaganda sobre la gestión, ve como su imagen se apolilla. ¿Reacción? Tapar sus vergüenzas con todo lo que encuentre (de ahí su extraordinario ataque de este sábado a la UE). Gestos tipo cortina de humo para intentar encubrir su incompetencia práctica y de paso contentar al socio rebelde, los tardo-adolescentes de Podemos, y los insufribles e insolidarios aliados separatista que lo sostienen en La Moncloa.
Detener por completo el país desde este lunes hasta el miércoles 8 de abril, que es lo que le exigían Torra, Bildu y ERC, solo supone cercenar el escaso pulso económico que conservábamos y poner más cuesta arriba la recuperación. No debemos olvidar que la epidemia pasará, pero vendrá un día después que se llamará recesión, paro e inmenso malestar social.
La decisión de estrangular la economía resultará solo un brindis al sol a la hora de frenar la epidemia, porque el virus ya se ha expandido (de hecho Simón, el portavoz oficial, nos está diciendo que nos acercamos al declinar de la curva). Error también haber prohibido los despidos por decreto, incursión aberrante en la propiedad privada, que parte del prejuicio izquierdista de pensar que al empresario le encanta despedir, cuando la realidad es exactamente la contraria: las plantillas amplias son el sinónimo del éxito de las empresas.
España no volverá a la normalidad al menos hasta junio. Imaginemos al dueño de un hotel o un restaurante de costa, o de una aerolínea, que va a perder tres meses importantes de negocio. Si su establecimiento y su sector están cerrados y no tiene su ocupación para sus empleados, con todo el pesar tal vez tenga que prescindir de algunos de ellos, porque hay dudas sobre cómo será la recuperación y porque la consecuencia de mantener toda la plantilla cuando no existe ingreso alguno se puede llamar quiebra y cierre definitivo.
Pero esta dinámica elemental no se entiende en un Gobierno de aficionados movidos por dogmas ideológicos, donde casi nadie sabe lo que es trabajar en una empresa.
La salud de las personas es siempre lo primero, por supuesto. Pero cerrar la economía para simular que haces algo y camuflar así tu impericia no va a curar a los españoles. En cambio sí les encarecerá extraordinariamente su día después.
(PD: Una pregunta elemental, ¿cuántos contagios positivos hay en esas empresas que estaban abiertas y ahora van a ser cerradas? El Gobierno no tiene ni idea, porque aquí apenas se han hecho test. Es la prueba evidente de que el cierre de la economía es una medida arbitraria, tomada solo para salvar un poco la cara de quien no ha estado a la altura).
Link https://www.abc.es/opinion/abci-luis-ventoso-sanchez-daninas-cortinas-humo-202003282052_noticia.html