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México, sin CNDH

Nuestra constitución en su artículo primero dispone: “En los Estados Unidos Mexicanos todas las personas gozarán de los derechos humanos reconocidos en esta Constitución y en los tratados internacionales de los que el Estado Mexicano sea parte, así como de las garantías para su protección, cuyo ejercicio no podrá restringirse ni suspenderse…”

La asunción de María del Rosario Piedra, como presidenta de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH), simbolizó la esencia de lo que sería el sexenio de López Obrador.

Tanto el presidente como el Senado de la República, pasaron por encima de la Constitución y de la ley en la materia, consolidando desde entonces, la arrogancia conservadora de gobernar, de Andrés Manuel.

Si López Obrador hubiera optado por constituir un gobierno de izquierda democrática, a Rosario Piedra la hubiera dejado en Morena, desempeñando las tareas que le había encomendado y no hacerla violar la ley, desde luego con la sumisión y complicidad de las y los senadores que avalaron el atropellamiento de la Constitución y de la ley.

Desde entonces aplica, aplican el dislate: “No me vengan con que la ley, es la ley”.

Conociendo a Rosario Ibarra de Piedra, madre de la Titular de la CNDH (qepd), por muy enferma que hubiera estado, habría ido de mil amores a recibir la medalla “Belisario Domínguez”. O hubiera hecho acto de presencia de alguna forma, gracias a la magia neoliberal de la internet. No ocurrió así.

Rosario Ibarra envió a sus hijas, Rosario y Claudia, al acto de entrega de la medalla “Belisario Domínguez”, solo para que leyeran su mensaje, en el que demandó al presidente Andrés Manuel: “Por eso dejo en tus manos la custodia de tan preciado reconocimiento y te pido que me la devuelvas junto con la verdad sobre el paradero de nuestros queridos hijos y familiares y con la certeza de que la justicia anhelada por fin los cubra con su velo protector”.

El mensaje de Rosario Ibarra, no lo leyó Rosario Piedra, lo leyó Claudia.

Dos semanas después, Rosario Piedra toma posesión como presidenta de la CNDH. Rosario Ibarra no emitió algún comentario al respecto, tampoco felicitación.

Rosario Ibarra no recibió de vuelta la presea “Belisario Domínguez”, porque no se cumplieron sus demandas: la verdad, saber la verdad y certeza de justicia. Aunque viviera, la reciclada “verdad histórica” sobre el paradero de las y los estudiantes de la Escuela Normal Rural “Raúl Isidro Burgos”, está muy lejos de cumplir la demanda de Rosario Ibarra.

A dos años de concluir su mandato al frente de la CNDH, Rosario Piedra, ha fallado con las y los mexicanos, particularmente con quienes tuvieron la esperanza de que por ser hija de Rosario Ibarra, desempeñaría su cometido con propiedad, que desde luego, si hubiera sido congruente consigo misma y con la lucha histórica de su madre, Rosario Piedra, no hubiera aceptado siquiera participar en la terna en las condiciones de ilegalidad que lo hizo o hubiera condicionado a que su nombramiento solo lo aceptaría si el pleno del Senado hubiera votado a favor, ya que solo alcanzó 76 votos y no, en única ronda. Hubo necesidad de tres rondas de votación, la tercera ronda realizada fuera del límite legal. Tercera ronda controversial, en tanto el artículo 10 Ter, de la Ley de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, en su segundo párrafo ordena: “Si no se reuniera la votación requerida para designar al Presidente, la comisión o comisiones correspondientes deberán presentar una nueva terna, tantas veces como sea necesario para alcanzar la votación requerida”. El párrafo en cuestión no establece hasta cuántas veces se puede votar la misma terna.

Nombramiento saturado de ilegalidades.

Desempeño igual. No está cumpliendo con el deber constitucional de hacer realidad los derechos humanos amparados en el orden jurídico mexicano y no está investigando hechos que constituyen violaciones graves de derechos humanos.

La CNDH ha estado ausente y distante de los pacientes pediátricos oncológicos que demandan atención médica, servicios de tercer nivel y medicamentos.

La CNDH estuvo ausente y distante de las y los profesionales de la salud del sector privado, quienes tuvieron que recurrir al amparo para ser vacunados contra el Covid-19, en los mismos tiempos en que estaban siendo vacunados sus colegas del sector público.

La CNDH estuvo ausente y distante de las y los menores de edad en la vacunación contra el Covid-19, por lo que hubo miles de paterfamilias que recurrieron al amparo para que pudieran ser vacunados.

La CNDH ha estado ausente y viendo hacia otro lado, frente al atropello semanal y hasta diario de las libertades, en particular la de expresión y de imprenta, por parte del poder presidencial. Además de periodistas y medios de comunicación, han sido linchados en redes sociales, ciudadanos, negando así sus derechos como personas y como ciudadanos.

Peor, pareciera no estar enterada de los atentados a la vida y de los asesinatos cometidos en contra de personas, hombres y mujeres, periodistas.

La CNDH ha abandonado a México, a las mexicanas y a los mexicanos, frente al atropello de sus derechos humanos, por la militarización de la vida pública, la cárcel preventiva oficiosa sin sustento ni evidencia (preventiva, si debe seguir; oficiosa, no, porque niega el principio constitucional de presunción de inocencia), la corrupción oficial, el nepotismo desatado en todo el aparato público y la mentira como instrumento de gobierno.

La CNDH no ha dicho esta boca es mía, frente a los atropellos que ha realizado el fiscal de la República, abusando de su cargo para litigar en su beneficio y provecho.

La CNDH se ha cubierto los ojos para no ver los recortes presupuestales anuales que han sufrido las partidas destinadas a la salud, la educación y la ciencia. Si tanto se presume de ahorros, los mismos no se reflejan en el surtimiento de recetas médicas, por ejemplo.

La ausencia de la CNDH es criminalmente amplia y profunda en este sexenio. Un gobierno que no puede garantizar la vigencia de los derechos humanos, es un gobierno conservador y autoritario.

Jorge Volpi escribió: “Una ola encabezada por líderes y partidos ultraderechistas y ultranacionalistas está conduciendo al mundo a otra era oscura.” (Reforma. 5.01.2019)

Así está México, la verdad está ausente. Estamos a oscuras.

Volpi hace un llamado urgente: “… mientras la izquierda (o los sectores progresistas) no sean capaces de articular antídotos eficaces contra esta gigantesca operación ideológica, seguiremos viendo… el triunfo de los buitres.” (ibid).

Existen antídotos no ideales, pero si funcionales, para evitar el triunfo de los buitres:

Hacer cumplir la Constitución.

Evitar que los derechos sean materia de consulta: los derechos no se consultan.

México, mexicanas y mexicanos no pueden permitir que nuevamente se cumpla la sentencia de Paco Ignacio Taibo: “Se las metimos doblada”.

Luego entonces, no aceptar la violencia y la ilegalidad como algo “normal y cotidiano”.

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