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Seré el Mejor Presidente que Haya Tenido Tlaxcala: Domingo Meneses
“Vengo de una familia campesina, de los que antes llamaban jornaleros”
“No estoy esperando a que un presidente municipal ni ningún diputado, gobernador o gobernadora, me esté centaveando para que cuide lo que digo”
FOTOS César Quiñones Durán
“Quiero que mis hijos aprendan a trabajar de manera honesta. Que digan: Yo me lo gané, no me lo robé de las arcas municipales”. El de la voz es José Domingo Meneses Rodríguez, abogado y tablajero.
-Mi mayor orgullo es que con mis hijos, los grandes y los más chicos, convivimos regularmente. Me llevo bien con todos.
El además activista se cuenta entre los fundadores de la Coordinadora Nacional de la Sociedad Civil, CONASO. Con razón lo presumieron el pasado 17 de noviembre como nuevo adherente del PRD tlaxcalteca, ni más ni menos que Paty Zenteno y Juan Manuel Cambrón.
Es buena carta y estará en la boleta. Pelea, seguro la dará.
El perfil de Domingo Meneses, una connotada personalidad anti corrupción, afecta intereses reputados entre la opinión pública tlaxcalteca. Toca llagas. Ya se entiende que el año pasado trataran de matarlo.
-Se puso uno enfrente del coche para dispararme. De frente, así. Estoy vivo porque me agaché a tiempo -recuerda.
Apunta, bravo, el aspirante opositor: “Guerreros en Tlaxcala ya no hay, hay agachones. Tú dime si hay equilibrio de poderes: vemos a un legislativo sometido, a las instituciones ‘autónomas’ dependientes. Hay una contradicción total en este gobierno”.
En lo que sigue compartimos con el lector algunas cápsulas de nuestra conversación con un activista y precandidato que podría dar el campanazo y convertirse en próximo presidente municipal de Tlaxcala.
DE OFICIO TABLAJERO
Domingo Meneses atiende con sus hijos y esposa la carnicería Happy Bull de Tres Volcanes, en Tlaxcala capital. Poco a poco su clientela ha trascendido colonias, merced a la atención personal, la calidad de la carne y los cortes, la generosidad del carnicero en jefe.
“Lo adoran” -puso al tanto Chayito, una vecina. Los tlalitos del cazo que prende Domingo cuatro veces, entre miércoles y domingo, son referencia obligada de las amas de casa y del “escuadrón de la muerte”.
Naturalmente nos planteamos, siendo reporteros, si detrás de tan buen trato a la clientela y los marginados habría plan con maña. Ya luego comprendimos que su manía de dar es muy anterior al activismo y la política. De cuando se inició, siendo adolescente, en una carnicería de Zacatelco. Curiosidad mata prejuicio.
-Yo nací en Axocomanitla, que en aquel entonces era una comunidad de Zacatelco -rememora.
“Allí me di cuenta de que a la gente de los pueblos, la que iba a vender a Zacatelco, le daban la peor carne, muchas veces podrida. Entonces, siendo aprendiz yo les procuraba algo mejor, a escondidas. No podía entender que siendo esa gente tan pobre, y que trabajaba duro, le dieran carne mala”.
Al respecto, comparte Domingo una evocación colorida:
“Mis patrones hacían truque con la gente que venía de La Malinche. De las faldas traían unas como piñitas y madera en trozos, los petateros y los que traían palitos de ocote para prender lumbre. Esa gente malvada les pagaba con carne que ya no servía. Pobre gente, trabajaba para llevar de comer a sus hijos y les daban cosas descompuestas. Es algo que no me gustó”.
“Se llamaban macheros, de machos, los que traían morillos -lo que hoy llamamos polines- que se usaban para guarecer a los animales. Servían esos morillos para ponerlos cruzados, luego le ponían carrizo y arriba la teja. Los techos eran de teja.
“La gente que venía de Nopalucan, allá había mucho tule que usaban para hacer petates. Lo ponían a orear, amarraban uno contra otro, y lo enrollaban. La gente dormía en petates. ¡Imaginen cuántos días para ir a cortarlos, cuántos para procesarlos, luego montarlos en el burro y jalarlos para la venta!”.
“A esa gente que traía sus petates en morillos, a los que andaban jalando sus burros, era a los que les daba. Eso se me quedó”.
-Aprendiste a ser compasivo.
-A sentir que cumplí con darle un taco al que lo necesita. Siempre he sido así.
-¿A qué edad tuviste carnicería propia?
-Mira, a los 16 años entré a trabajar a una fábrica en Zacatelco. Cuando salí, con lo poquito que me dieron de indemnización, unos 20 pesos, pude comprar una báscula, un cuchillo, un machete, una chaira y un serrucho para cortar el hueso. Lo básico. Empecé en la calle, en el parquecito de San Marcos Contla. Ya en el ’89 puse mi carnicería en Acuitlapilco, cerca de la iglesia. Ahora tengo tres.
-¡Eres un súper empresario!
-Pues no tanto, son negocios pequeños, familiares. Pero te mantienen, primero. Y dos: libre de ataduras…
-Es tan importante…
-Cuando alguien me pregunta ¿de qué vives?, le digo es que yo no estoy esperando a que un presidente municipal ni ningún diputado, gobernador o gobernadora, me esté centaveando para que cuide lo que digo. Eso no va a pasar. Por eso mi libertad de decir lo que pienso.
LOS ORÍGENES
“Vengo de una familia campesina, de los que antes llamaban jornaleros. Mi papá todavía tenía yunta de caballos, y donde lo contrataban para labrar la tierra, es como había un poco de recursos. En ese tiempo, lo que mucha gente soñaba era ser obrero, por las semanas aseguradas y la seguridad social. Si se enfermaba el chamaco, al Seguro. Había más medicamentos. Lo que buscaban muchos era una pensión para vivir, llegada la vejez.”
“En mi pueblo los que osaban ser profesionistas eran escasos. Recuerdo que en Axocomanitla había nomás dos, abogados por cierto. Había la división de los de arriba y los de abajo, estos comandados por Ranulfo Tuxpan Vázquez; fue diputado local, dirigente de la CNC y senador suplente, si mal no recuerdo, de Lorena Cuéllar. El otro se llamaba Juan Montiel.
“Los dos abogados trataron siempre de manipular a la gente. Enfrentaron a la comunidad. Hubo muchos años de enfrentamiento”.
“En ese entonces, como familia no teníamos como de donde escoger. O te metías a la fábrica; o seguía uno de campesino. Mi papá me llevaba a sembrar a donde lo ocupaban, me pagaban de medio peón por el tamaño y la edad. Por la necesidad tenías que entrarle desde pequeño, hiciera frío o calor.
-¿Cuántos hijos eran?
-Ocho. Soy el último.
-El pilón.
-Todos mis hermanos viven. ¡No tan vivos, pero todos viven! -bromea. (Risas)
“De eso, de la precariedad, recuerdo que en un mismo cuarto vivíamos todos. No había recámaras, en un solo cuarto. Y todavía, en tiempo de cosecha, la mazorca ahí adentro. Ese era el modo de vida; y no me gustó. Por eso busqué en Zacatelco un trabajo de carnicero.”
-¿A qué edad?
-Era niño, tendría 12 años. Seguía yendo a la escuela, pero los sábados y domingos me iba a trabajar, para mis estudios. Así estuve toda la secundaria y la prepa. Abandoné cuando me casé, muy joven; y luego, cuando entré a la universidad ya me la pagué solito.
-Le terqueaste hasta hacerte abogado…
-Siempre he dicho que los jóvenes que abandonan definitivamente sus estudios, y le echan la culpa a papá o mamá porque no los ayudó, recurren a una justificación tonta. Si se tiene la mentalidad de progresar, uno busca un mejor modo de vida.
FLAGELO QUE NO CESA
-¿Por qué crees ser un aspirante viable?
-En política, si tú dependes de que te proponga alguien, el favor se lo vas a deber a ese alguien. Te hace dependiente. Es básico: uno tiene que tener libertad para tomar decisiones. Hablar con la verdad a veces te causa enemistades, pero creo que Tlaxcala está lista para un cambio real y que sea para bien.
-¿Puedes ganar?
-Tenemos la ventaja de que Jorge Corichi [exalcalde morenista] hizo el peor gobierno en la historia de Tlaxcala capital -observa.
-Nadie sabe cómo llegó, ni qué hizo, ni cuándo se nos fue -metemos cizaña.
Nomás se sonríe Domingo.
En su cruzada contra la corrupción, el activista Domingo Meneses ha demandado desde su despacho a medio gobierno de Tlaxcala, puede decirse. Incluidos, entre otros entes, el ayuntamiento que presidió la panista Martha Palafox en su natal Axocomanitla y a la LXIII legislatura local entera…
“Denuncié por la vía penal a 25 diputados en funciones, por el tema de los fondos moches. Pude detectar en los municipios que las obras de los decretos, nunca existieron” -precisa.
-¿Cuáles decretos?
-Un documento que ellos votaron, publicado en el periódico oficial. Físicamente, de esas obras nunca hubo nada. Hablamos de 1,340 millones de pesos.
Una excepción:
“Nunca he tocado la universidad, aunque tienen desfalcos financieros muy graves. Desde la secretaría federal de la Función Pública han informado sobregiros en los temas de salarios e infraestructura. A ellos no los fiscaliza nadie en el tema de los ingresos propios…
-¿Por qué no los fiscalizan?
-Por una sencilla razón: son cotos de poder en el estado. Para que los ortices estén tranquilos, les dejan su universidad.
Llegamos al mismo tiempo, a la hora acordada a Zitlapopócatl 4, donde charlaríamos largo y tendido. Sin más pelos en la lengua que los del ITE y el INE. En el trasfondo de la conversación, siempre, un tema que apasiona al visitante desde mucho antes de incursionar en política: la corrupción gubernamental.
-¿Por qué no estás entonces en la 4T? -preguntamos.
-Porque la pasada legislatura, la de 2018-2021, es posiblemente la más corrupta que ha habido en Tlaxcala.
Ilustra el punto con un ejemplo entre muchos:
-Cuando ya casi se iban, al cinco para la hora los diputados se dieron cuenta de que había un remanente de 20 millones. Entonces, en vez de dejarlo como ahorro a la legislatura siguiente, se lo repartieron. Lo etiquetaron como apoyo a municipios, un Fondo de resarcimiento a las finanzas municipales. Es dinero que nadie controla, a nadie se rinde cuentas.
-Algunos de esos diputados están hoy en el gobierno de Tlaxcala, como funcionarios -remata.
COLOFÓN CONTEXTUAL
-En tu opinión, ¿por qué no podemos disminuir la tasa mexicana de corrupción gubernamental?
-En una rueda de prensa dije que no acabamos con la corrupción porque todavía no acabamos con un funcionario corrupto cuando ya les vienen cuatro hijos más con la misma idea. ¡Cabrón, entonces si tienen cien hijos, multiplícalos por otros cinco y ya son quinientos! (Risas)
“Y luchando contra esa chingadera uno solito, tu servidor. Porque las instituciones no hacen absolutamente nada. El Estado crea instituciones para justificar las propias acciones del estado. La impunidad es un manto protector, para que los hijos de los ladrones de cuello blanco puedan ser ahora ellos funcionarios.”
-¿Ejemplos?
-En Derechos Humanos ponen a (Jakqueline Ordóñez) Brasdefer, una familiar de la gobernadora, para que diga yo no vi nada. El fiscal anticorrupción, Miguel Ángel Sánchez, es hermano del asesor jurídico del exesecretario de gobierno, Sergio González. Lo mismo pasa en el IAIP.
“Tan es así que siendo gobernador Sánchez Anaya mandó una iniciativa para cambiar la Constitución para que su esposa, que es del Estado de México pudiera gobernar Tlaxcala. Y así, ai vemos a Sánchez Anaya con sus hijos, a la mandataria con sus hijas, a Mariano González Zarur con el suyo y a los Ortiz con los hermanos.
“¿Por qué? Porque no hay nadie que los castigue. Históricamente no hay un solo presidente municipal que esté tras las rejas. El manto de la impunidad y las relaciones políticas les permiten navegar sin problemas. En todo el país. Los pocos que caen presos, es por cacería política eh, por vendetta.”
En efecto, gobiernos van y vienen y el flagelo de la corrupción no para tampoco en Tlaxcala. En julio pasado, el Órgano de Fiscalización Superior informó de un “quebranto patrimonial” por 473 millones en el gasto gubernamental de 2022. Localizado principalmente en los ayuntamientos; pero también en los elitistas órganos autónomos y los tres poderes, en general.
Las observaciones del OFS revelan una mecánica consistente -según reportó La Jornada de Oriente– en “el pago de obras y acciones no ejecutadas; pero también el uso de recursos en fines distintos, pagos improcedentes e incluso erogaciones irregulares a empresas fantasma o inexistentes, las conocidas como factureras”.
Así, aun en la hora crucial de MORENA y al ritmo del 2% del presupuesto estatal del año anterior (22,620 millones), los nuevos ricos de Tlaxcala se siguen forjando básicamente al calor del dinero público que por ser de todos de nadie es…