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La cabeza descubierta, el yelmo sin alas bajo el brazo, espadón de dos manos a la cintura, calzones de paño o acaso jubón, botas de cuero hasta el muslo, un Cortés de la edad del hierro ofrece la reluciente y anticuada coraza de su pecho a la mano temblorosa de Xicohténcatl El Viejo.
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En torno al rostro iluminado del cacique ciego un grupo de guerreros observa el insólito momento. En primer plano del cuadro, Xicohténcatl El Mozo, receloso del significado de lo que presencia. Al fondo, entre la muchedumbre repite otro nativo el tocamiento de otro soldado español. En la esquina inferior izquierda, un soldado que podría ser también Cortés contiene a una especie de dogo canario.
-Es un perro come-hombres -glosa Edmundo Molina, funcionario de Turismo de Tlaxcala.
-La visión es muy distinta del estereotipo caricaturesco de Xochitiotzin –arriesgo en voz alta, en pleno vestíbulo donde vemos el cuadro.
El autor, informa Jacqueline Flores, se llama Juan Manuel Barrientos. De camino a la redacción, acuciados por la curiosidad marcamos un número de teléfono.
Una voz juvenil describe a través del cel su temprana obsesión con cierta biografía del maestro del claroscuro, Rembrandt, regalo del papá al artista de cinco años; y refiere su admiración hacia los no menos barrocos Caravaggio y Murillo.
Aclara Juan Manuel que la pintura hallada en Turismo es el cuadro icónico de su primera exposición personal, planeada para el verano. Consta de una decena de cuadros alusivos a la conmemoración de los 500 años del arribo de Hernán Cortés a Mesoamérica. Está trabajando en el séptimo.
“Preferí hablar de manera no histórica, porque el cuadro no pretende ser un icono histórico o prueba fiel del acontecimiento. El fin es dar una muestra intima del hecho, visto desde un punto expresivo y sentimental”, establece.
-¿Por qué no aparece La Malinche? –habíamos preguntado.
Explica: “En mi muy personal opinión, la figura de la mujer y el conquistador se ha vuelto muy romántica, debido a la supuesta relación entre ambos personajes. Y es por eso la omisión; no quería una distracción al tema principal y único”.
Al día siguiente de la conversación, el sábado Juan Manuel agregó a la semblanza de su vocación otro regalo generoso e inesperado: un conjunto de videos y fotos.
Una ventana al quehacer íntimo de la creación artística.