Celebra la Cruz Roja Mexicana el 112 Aniversario de su Fundación

-Entrevista con Silvia Elena Rodríguez de Espino, Delegada Estatal de la Benemérita-

 

FOTOS César Durán

 

Afuera de la sede tlaxcalteca de la Cruz Roja, en Santa Ana Chiautempan, hay un limonero cargado de fruto. Mientras esperamos a ser recibidos por la delegada estatal Silvia Elena Rodríguez de Espino, intentamos entre veras y bromas robar un limón al árbol.

-Anda por las nubes, está muy caro -justifica Antonieta.

En esas estamos cuando sale un colaborador de la funcionaria que nos invita a pasar.

-En un momento los recibirá – dice el joven. Y en efecto, un par de minutos después aparece, sonriente, Elena. El tema de la entrevista: 112 años de la fundación de la filial mexicana de la Cruz Roja Internacional.

ENTREVISTA

-¿Cómo empezó? -abrimos la conversación.

-En México, con el decreto 401 de Porfirio Díaz, fechado el 21 de febrero de 1910.

Elena recuerda la primera acción de la Benemérita durante la inundación de Monterrey ocurrida un año antes, en 1909, cuando un grupo de filántropos se trasladó desde la Ciudad de México para atender con víveres y servicios médicos a los damnificados, los heridos y las familias de 4 mil fallecidos por causa del desbordamiento del río Santa Catarina.

-Ya desde entonces existía la Cruz Roja Internacional. Tenemos entendido que la fundó un protestante calvinista, el austriaco Jean-Henry Dunant Colladon, al que se concedió el Nobel de la Paz en 1901.

 

 

-En efecto. Fue a raíz de la batalla de Solferino, en Italia. Le tocó presenciar la muerte en el campo de batalla de cerca de 40 mil personas entre civiles y soldados. Allí le nació la idea de una organización neutral, imparcial y apolítica que ayudara a los heridos en las guerras.

-A propósito de Solferino, tenemos en puerta la agresión de Putín contra Ucrania. ¿Cómo la ve usted?

-Tremendo, un peligro inminente. Estoy esperanzada en que Dios los ilumine y no pase nada grave. Son personas que no se centran, porque entrar a algo que no nos pertenece… Lo que deberían tener siempre presente es que Dios nos dio la vida y tenemos que cuidarla, saberla vivir. Ya no debemos quejarnos de lo que antes pasó; al contrario, debemos ver lo que podemos hacer por los demás para estar todos mejor.

Pero si pasara lo peor, ahí estaremos para ayudar a los que requieran de los servicios de la Cruz Roja.

-Para ayudar se necesitan recursos. ¿Cómo les va con las colectas?

-Nosotros hacemos una colecta nacional cada año, con donaciones de la gente y también las que entregan las empresas. Gracias a eso podemos trabajar y ayudar. Desgraciadamente, por la pandemia no hubo colecta en 2020 ni en 2021. Este año, esperamos poder organizarla en mayo.

-Con qué fuerzas cuentan para luchar contra la tragedia cotidiana?

 

– En todo México colaboran con la institución más de 37 mil voluntarios. En Tlaxcala tenemos 368 voluntarios, los cuales hasta 2021 habían atendido en total 5 mil 628 accidentes en los que 288 personas no fueron trasladados.

-¿Quiere decir que fallecieron en el sitio?

-Sí.

-¿Cuáles son las cusas principales de los siniestros?

Mira, en los últimos quince días de 2021 hubo 468 accidentes, una cifra muy alta. Principalmente se accidentaron por conducir a alta velocidad, por ir viendo el celular y por ingesta de alcohol. El celular es un modo de distracción importantísimo. Nuestra recomendación a los que conducen es que antes de salir a carretera, memoricen la ruta que seguirán. ¡Basta un pestañeo de 2 segundos para tener un accidente!

-La Cruz Roja tiene un slogan…

-Nadie es tan pobre que no pueda ayudar, ni nadie es tan rico que no son pueda necesitar. Nuestro propio slogan, aquí en Tlaxcala, es: Hacer más, hacerlo mejor y llegar más lejos.

 

-¿Cómo está organizada la Cruz Roja en nuestro estado?

Estamos organizados en siete delegaciones: Apizaco, Tlaxcala, Chiautempan, Calpulalpan, Huamantla, Zacatelco, y una base en Cuapiaxtla que depende de Huamantla.

-¿Con qué infraestructura cuentan?

-Administramos siete edificios. Además, contamos con 23 ambulancias básicas y 68 paramédicos, más un camión de rescate equipado completamente para emergencias. Estamos bien, pero necesitamos más.

-Durante la espera leímos un póster de su escuela de enfermería. ¿Ustedes mismos capacitan al personal?

-En efecto, nuestros voluntarios estudian en tres escuelas ubicadas en Tlaxcala, Santa Ana y Calpulalpan. Egresan como Técnicos en Urgencias Médicas y también en Enfermería. Además tenemos el COVE, un programa para capacitar a los operadores de vehículos de emergencias.

-¿Capacitan a los choferes de ambulancia?

-Así es. Mira, nos hace mucha falta mejorar la educación vial de los ciudadanos, porque no se respeta el rojo, los automovilistas se pasan los semáforos en amarillo; y cuando escuchan la sirena, no saben qué hacer. Esto es para nosotros un problema.

-Claro, por la velocidad a la que están obligados a conducir. ¿Es frecuente que las ambulancias sufran accidentes mientras hacen su labor?

-Es inevitable. Personalmente me causó una impresión, una tristeza muy grande cuando se accidentó Toñito, un paramédico de Apizaco. Tuvo múltiples fracturas, fue una angustia terrible. Por fortuna lo tenemos todavía con nosotros.

-Hubo final feliz. ¿Reciben algún pago los voluntarios?

-Les damos una remuneración a los paramédicos, muy pequeña, algo simbólico. Aunque déjame presumirte que gracias a la buena capacitación que reciben, a cada rato se nos van. ¡Somos exportadores de talento! Estamos muy orgullosos por ello.

 

-¿Cómo está eso de que se les van?

-Los contratan otras instituciones. Con orgullo te puedo decir que en esta emergencia del Covid nuestros técnicos en urgencias son los mejor capacitados en nuestro estado. Por eso que nos los pidieron para servir de capacitadores del personal de la SEDENA, el IMSS, el ISSSTE y Protección Civil.

-¿Cuántos casos de Covid le ha tocado atender a la Cruz Roja en Tlaxcala, en lo que va de la pandemia?

-Unas 248 emergencias. El primer respondiente siempre es el paramédico. Nuestros voluntarios usan un traje especial como de astronauta, el Tybekz, que es desechable, se usa y se tira.

-¿Han tenido bajas propias durante la pandemia?

-Desgraciadamente sí. Sumamos hasta ahora 14 paramédicos contagiados, de los cuales fallecieron dos.

Charlando, Elena trae a colación a su hija doctora, Verónica, la cual también ha estado en el primer frente de la lucha contra el Covid, en Monterrey.

-Desde entonces he estado con el Jesús en la boca -apunta con un estremecimiento la expresiva mujer. Los mexicanos así somos, nobles y dados a ayudar a los demás. Lo hemos visto muchas veces, por ejemplo durante los sismos. Nuestros paramédicos lo tienen tatuado. Los doctores saben que deben estar ahí para ayudar, aun a riesgo de sus propias vidas.

 

-¿Su mayor satisfacción hasta ahora, como delegada de la Cruz Roja?

-Mi mayor satisfacción es poder ampliar la atención. Poder, hoy, llegar a los lugares más solitarios y ver las reacciones de la gente. Es increíble la satisfacción que te deja la sonrisa de un niño o un anciano cuando puedes ayudar. También nos enorgullece que nuestros socorristas tienen ahora un lugar digno para hacer su trabajo; y así mismo la unión que hemos encontrado en el voluntariado para hacer eventos como las faenas por la salud.

En particular, al atraer la atención hacia las personas que sufren discapacidades como la sordera. Los papás y la familia, para protegerlos, acostumbran aislarlos de la sociedad; ahora, por fin, muchos pueden salir, estudiar, ir a fiestas o al cine, salir adelante. Se les ve en la cara el cambio de expresión, una sonrisa nueva: verles ese cambio en la expresión del rostro es una experiencia inolvidable que se queda contigo para siempre.

 

-Tienen una aliada importante en Lorena Cuéllar, ella desde muy jovencita practica la filantropía.

-¡Sin duda! Te cuento que la gobernadora nos vino a visitar en los primeros días de su gobierno, ella y su hija Mariana. Vinieron acompañadas del secretario de Salud, Rigoberto Zamudio.

-¿Cuál es el reto actual?

-Necesitamos tres ambulancias de terapia intensiva; equipadas con desfibrilizador externo automático o DEA, para pacientes que sufren paro cardiaco, con un monitor de signos vitales y camillas especiales.

Tras tomar fotos al personal -entre las cuales una jovencita que este año se incorporará a la filial  alemana- y una de las ambulancias, nos despedimos de Silvia Elena y su equipo.

 

De vuelta al coche, en la jardinera que está debajo del limonero damos de bruces con un enorme limón verdeamarillo.

-Es una señal -advierte Antonieta al recoger el fruto. En camino a la redacción todos llevamos pintada una nueva sonrisa en los rostros.