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Celebra Papalotla su 9º Festival de Calaveras, Copal y Cempasúchil
FOTOS Shirley Ortega
La tropa enmascarada de danzantes y músicos partió del panteón al caer la tarde. Enigmáticas catrinas aureoladas, mariposas de lucientes sedas, peludos y temibles chivarrudos, bailarines de faisán emplumados van dejando una cauda de incienso al paso tam-tam del tambor huéhuetl de Rubén.

A la vanguardia del contingente va armado con su guadaña, el niño Aldo en la moto de su papá homónimo entre un grupo de motociclistas; al que sigue el grupo Flor Dorada: alas de Isis, abanicos orientales, danzantes con borlas de fuego, todos maquillados por Diana Martínez.


Es 31 de octubre, cuando se recibe a las almas de los niños y se dice hasta luego a los fallecidos trágicamente, los ahogados y las almas olvidadas.

Papalotla celebra su 9o Festival de Calaveras de Copal y Cempasúchil organizado por Ollin Teatro bajo la dirección de Jónix Muñoz.

Es ya de noche cuando la carnavalesca tropa multicolor se mete al laberinto de calles de la ciudad de 25 mil habitantes.

Varia poética de brillos y movimientos, misterios y develaciones, ensimismamientos y reencuentros.

Este año, la convocatoria de los organizadores pudo reunir en el jolgorio anual de Papalotla al Colectivo Camaxtli, los Chivarrudos de Santo Toribio Xicohtzinco que hacen enojar a los perros; el Ocelote Calmécac de Panzacola, el Semillero Creativo de Tenancingo a cargo de Pedro Sánchez Juárez, el grupo artístico Flor Dorada y MJ Fénix Dance…

¡U-ju-juy! ¡Aaaaah! -gritan los chivarrudos que espantan y pelean con perros enloquecidos por sus desplantes.

Menciones aparte merecen las flores de carne y hueso de esta noche de muertitos que se ahonda: Maribel y su naciente Mj Fénix Dance, Anaíd Pérez Hernández y su esquelético Xaloscuintle, la casera teatral Gabriela Arellano que no para…




Y por supuesto María de los Ángeles Rugerio, exmaestra de inglés de la secundaria del pueblo, hoy promotora de un Tianguis del Trueque y una Célula Ecologista. Cargó a lo largo de más de dos kilómetros una olla inmensa: “Cargo la Muerte porque es dulce; la vida, ni salada ni amarga, no es color de rosa”, nos dice.


Custodio de la tropa, el reportero radial Caharly Juárez no pierde detalle del desfile.
Ya cerca del zócalo, mientras bullangueras mortuorias reparten flores a los mirones que salen de sus casas para observar y grabar el espectáculo de muertos muy vivos, se alzan entre la barahúnda los zanqueros Gaby y Alfredo del grupo Galaxy Zanq.

Justo entonces, l@s danzantes de Flor Dorada encienden borlas que dibujan sobre el lienzo de las sombras callejeras enigmas ígneos de la nada que somos.



En la plaza, al pie del templo barroquísimo de San Francisco de Asís -portada de piedra y petatillo con azulejos, esculturas de bulto y piedra labrada-, cientos de vecinos esperan en familia a los artistas y sus cómplices espontáneos.

-No quisimos hacer solamente un espectáculo, sino lograr que el pueblo se involucre. Nosotros ponemos nuestro esfuerzo y lo que nos alcanza; quemamos incienso porque el copal es demasiado caro -explica Jónyx a Código Tlaxcala.

-Debes sentirte muy satisfecho -le digo señalando los escalones atiborrados que ascienden hacia el templo de dos torres juntas y cúpulas esmaltadas.

Asiente el hijo pródigo de Papalotla nacido en el barrio de Xaltipa y criado en el Cerro de la Luna.

Muy entrada la noche, el alboroto se resuelve en un momento de armonía y reconciliación obrada por los muertos. Ahora los vivos invocan y convocan, leen, cantan, se entregan reconocimientos.


Hasta el coche nos acompaña el místico aroma de los inciensos…
Esta noche Papalotla fue una fiesta.

