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Tengo el privilegio de haber crecido entre la tinta y los micrófonos de los medios de comunicación, lo cual es considerado por algunos como oficio, arte o profesión, no importa.
Un abuelo, José García Sánchez murió ejerciendo el periodismo en tiempos de la Cristiada. Firmaba con el seudónimo Tlacatoyatencocalli (“el señor que escribe junto al río”). Mi abuelo deleitaba con su columna en “El Sol de Tlaxcala”, en cuyas páginas escribió notas cargadas del gran amor que le tuvo a su natal Huamantla, a Tlaxcala, a México, y como ciudadano del mundo. Además de escritor y periodista, ejerció la noble labor de burócrata, fue oficial mayor de la Cámara de Diputados en varios periodos, oficial mayor de gobierno, y primer cronista de la ciudad de Huamantla. A pesar de las limitaciones metodológicas, hacía historia. De él aprendí la convicción, el coraje y el humanismo.
De mi papá y mi tío abuelo Darío García Sanchez, de su paso por los medios electrónicos aprendí que el comunicar es una gran responsabilidad, que llegando a los hogares por medio de la radio se puede entretener, enseñar y hasta ser parte de una familia. Por ello la XETT era la “estación familiar”. El tío abuelo escribió también en El Sol, desde el segundo número y hasta que falleció el 21 de octubre de 1978. De ellos aprendí la disciplina, la perseverancia y el honor de laborar en un medio de comunicación.
Mi esposa y compañera de toda la vida me enseñó , como profesional de la comunicación, cómo comunicar. Disfrutamos su paso por la Universidad con las prácticas y tareas que los maestros diseñaban extraclase. Ella me reforzó que el humanismo y la búsqueda de la verdad forman parte de lo cotidiano, del derecho de saber.
En fin, todo para llegar a esta fecha 7 de junio en que se festeja la libertad de expresión, día en que celebramos el derecho a decirnos, oírnos y leernos libremente, legislado desde tiempos de Benito Juárez. El derecho a expresarnos está plasmado en los artículos 6 y 7 de la Constitución desde el 7 de junio de 1951, precisamente nuestro Día de la Libertad de Expresión.
Hoy como nunca y como derecho inalienable de las personas, hay que expresarnos libremente. Hoy como nunca la tolerancia tiene que ser factor de unión para quienes piensan distinto. Hoy como nunca el amor fraternal y solidario debe de manifestarse en el trabajo cotidiano de comunicar. Hoy como nunca la verdad, la justicia y la ética deben de elevar el derecho a informar.
Por todo esto y más, un gran abrazo y mi reconocimiento, por tu gran labor. Sigamos celebrando la Libertad de Expresión. Saludos.