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CIVISMO, SÍ; CINISMO, NO
Desde el año pasado, el presidente Andrés Manuel López Obrador, celebraba el regreso de la materia de Civismo a los planes de estudio, como parte de la nueva Reforma Educativa.
El Civismo formó parte de los programas y planes de estudio, en lo que hoy denominados Educación Básica, es decir, en la Primaria y Secundaria, hasta el ciclo escolar 1971-72.
Al iniciar el ciclo escolar 1972-73, como parte de la Reforma Educativa impulsada por el presidente Luis Echeverría Álvarez, desapareció, como desaparecieron otras materias, dando lugar a bloques de materias, englobadas como Ciencias Sociales y Ciencias Naturales.
Ciertamente, hubo intentos por restablecer la enseñanza del Civismo.
Uno de esos intentos fue el realizado por el presidente Carlos Salinas de Gortari en 1992, reapareciendo contenidos de formación cívica, como parte del libro de Historia.
El otro intento se registró en 2008, siendo presidente, Felipe Calderón, incorporándose con el nombre de Formación Cívica, editándose libros de Formación Cívica y Ética.
Ahora, Esteban Moctezuma Barragán, en su calidad de secretario de Educación, justifica el regreso del Civismo, argumentando: “Lo que se busca con el cambio educativo… es formar una persona, un ciudadano que respeta el derecho ajeno y que exige el propio, pero también inculcar a niñas y niños que todo derecho también va acompañado de obligaciones. Por eso… regresó el Civismo, la Ética, para buscar un sentido de autorregulación por convicción, derivada de la formación en valores dentro de una cultura de paz.” (SEP. Boletín Nº 8. 8.01.2020)
Es un hecho que urge reformar la educación y formación de las nuevas generaciones, en tanto es necesario que cada una de las personas, asuman su propia responsabilidad.
Luego entonces, urge reformar también, la formación de las y los docentes que intervienen en el proceso educativo, así como actualizar en el mismo sentido a quienes en estos momentos se encuentran en el ejercicio de la docencia y de la educación, desde el nivel de Preescolar, de otra forma, no tendrá el impacto esperado, la incorporación del Civismo, como una materia más. Y será eso solamente, una materia más.
No se trata solo de incorporar una materia. Se trata de generar un cambio en la conducta de las personas, como resultado del proceso enseñanza-aprendizaje. Nada más. También, nada menos.
Para que esto ocurra, tiene que afianzarse la relación, la vinculación, el trabajo compartido, la responsabilidad compartida también, con la familia, o por lo menos, con el padre, la madre, o con quien desempeñe el papel de tutor o responsable del cuidado de las y los educandos, de las y los estudiantes.
Lo anterior, para que se retroalimenten los valores y la nueva formación, entre las familias y las escuelas, de lo contrario se reproducirán los mismos vicios que se produjeron durante todo el siglo XX, en el que se decía una cosa y realmente se hacía otra.
Se decía que había democracia, cuando en realidad no la había. Se decía que había igualdad, y lo que reinó fue la desigualdad. Lo mismo ocurrió con la justicia y con todo lo demás.
El secretario de Educación plantea que se busca “formar una persona, un ciudadano que respeta el derecho ajeno y que exige el propio, pero también inculcar… que todo derecho también va acompañado de obligaciones”.
Lo que está planteando Esteban Moctezuma, es el quid de la Educación en México. Este es el reto y hay que apoyarlo. La cuestión es, ¿los líderes magisteriales están en la misma sintonía?