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Contra Impunidad: Justicia y Ley
“Si no hubiera diferencia entre la realidad y la apariencia no habría necesidad de ciencia” (Carlos Marx)
“La percepción es más importante que la realidad” (Edward de Bono)
La percepción que tiene una persona, es tan real, que así lo cree y así vive.
Así hemos vivido. Creyendo muchas cosas que no son.
Creyendo que quienes delinquen, lo hacen porque son pobres, marginados y que no tienen para comer.
Creyendo que acabando con la corrupción, se resolverán los grandes y graves problemas de México.
Y un sinfín de creencias más. El asunto es que ambas creencias se han convertido en una obsesión.
Obsesión que las convierte en un gran distractor, en una cortina de humo que obscurece problemas más profundos, como dice Denise Dresser.
Tanto la delincuencia como la corrupción tienen que combatirse, pero lo más importante es lo que no está ocurriendo: no se está castigando y peor, no se está castigando a los verdaderos responsables, tanto de la delincuencia como de la corrupción.
Esto es, el problema toral, es la impunidad.
A la reducción de la impunidad es hacia donde se deben dirigir todos los esfuerzos de los tres niveles de gobierno y de los poderes Legislativo y Judicial.
Cuántos casos de delincuentes que son encarcelados, salen libres y vuelven a delinquir, y así se la pasan por secula seculorum. Igual ocurre en los casos de corrupción y mucho menos, en tanto más del 98% de los delitos no se denuncian y en el caso de los actos de corrupción, cerca del 100% de los casos, no son denunciados.
Urge pues, que los legisladores federales y los de las entidades federativas, se reúnan con expertos en la materia y procedimientos judiciales, para cerrar los espacios y las amplias avenidas para la impunidad, existentes en la legislación penal y de la administración pública y se aprueben a la mayor brevedad, las reformas pertinentes en las legislaciones correspondientes, otorgando todos los derechos y garantías a las víctimas de la delincuencia.
A la par, mejorar la vigilancia y el monitoreo (dejarnos de puerilidades e incorporar ya toda la tecnología existente en la materia) y contar con mejores vigilantes y monitores.
Fortalecer todas las instituciones, en particular las dedicadas a velar por la seguridad pública y la procuración e impartición de justicia.
El Poder Legislativo puede estimular el desempeño de los gobiernos decentes, preparados, abiertos, transparentes y rendición de cuentas, además de fácilmente accesibles al público, sin tantos candados cibernéticos, también, fáciles de entender. Ello implica que el propio Legislativo, sea ejemplo de decencia, preparación, abierto, transparente y que también rinda cuentas, cumpliría así con su función central de control del ejercicio de la función pública.
Lo anterior, de ninguna manera implica dejar de lado la acción central de gobierno: hacer universal el acceso a la salud, la educación y las condiciones de vida dignas para las y los mexicanos.
Inclusión, debe ser la divisa de todo buen gobierno y la única forma de hacerlo con justicia, es mediante el cumplimiento de la ley.
Si se da cumplimiento a la ley, habrá menos posibilidades para la impunidad y podrán generarse las condiciones para una mayor igualdad social.
Urge que la ciencia jurídica haga realidad el cumplimiento eficaz de la ley, para que la justicia no sea solo apariencia, lo que modificará la percepción sobre nuestras instituciones, en particular, las de impartición de justicia.