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Después del Covid-19, la Biopolítica
México y el mundo requieren
“Una política… no sobre la vida,
sino de la vida”
ROBERTO ESPOSITO
Desde el año 2010, se sabía de la probable presencia letal del COVID-19 en México.
“… hacia el año 2020 se introduce en México un nuevo virus de alta letalidad para el que no existe cura conocida. A pesar de las restricciones en su transmisión (muy corta vida en condiciones ambientales normales), se estima que a causa de él fallece cerca de medio millón de personas. Sin embargo, luego de varios meses, las medidas preventivas introducidas permiten controlar la epidemia…”
Tal prospectiva quedó registrada en el libro “Los Futuros de la Salud en México 2050”, publicado por la Secretaría de Salud, a través del Consejo de Salubridad General, en el año 2010. Esto pone en evidencia que no tenemos un plan para construir el futuro de México, en tanto “nadie” leyó lo que se veía venir.
Lo anterior, nuevamente debe hacer ver, que los sistemas de gobierno además de ser más democráticos, para lo que se tienen que hacer las reformas políticas necesarias para hacer posible la democracia, pues está visto que el sistema presidencial no cumple el requisito de democraticidad y el Legislativo, para que sea realmente Poder, requiere que no haya mayorías absolutas; deben además, tener y fortalecer instituciones que estén al margen de los vaivenes político-electorales, como las instituciones académicas, de investigación, arte y deporte; las universidades, todo el aparato educativo del país y desde luego, el aparato público de salud y el que tiene que ver la sustentabilidad del país.
Para que alejados de la banalización electoral, se dediquen a lo suyo, a hacer crecer y desarrollar talentos que hagan de México, un mejor país. Desde esta perspectiva, también dotarlas con las instalaciones, tecnologías, insumos y presupuesto suficiente para el desarrollo de talentos, bienes inmateriales y materiales, que redunden en beneficio de las y los mexicanos. Cuando esto se empiece a hacer, entonces sí, podremos contener epidemias o cualquier otra circunstancia que se presente.
Es claro, que se tenían que haber realizado acciones de fortalecimiento del sector salud, enfocadas a prevenir los efectos del virus, que desde 2010 por lo menos en México, se tenía información fundada de que se podría presentar. La falta de previsión en todo el mundo, es lo que estamos viendo y falta por ver, como resultado del Covid-19. El virus, no es la consecuencia, de la falta de previsión. El virus es consecuencia del desapego y destrucción de la Naturaleza e inobservancia de sus leyes.
El mismo virus ha mostrado que “nuestro” planeta, se encuentra mejor sin nosotros. El mensaje es clarísimo: hemos violado, ultrajado, maltratado, ensuciado, envenenado y todo lo demás que usted quiera agregar, a “nuestro” mundo, porque en realidad, no es nuestro, todas y todos, estamos de paso.
Patético, que no entendamos el mensaje de la Naturaleza, ahora los cubrebocas son el nuevo material de contaminación en calles, espacios públicos y comerciales, hasta en las playas y en los contenedores de basura, en tanto son desechados sin estar dentro de una bolsa de plástico (conveniente es que destruyan con tijeras los cubrebocas desechados, lavando después, manos y tijeras, con agua y suficiente jabón).
Es de esperar que ese sentido de pertenencia a una familia, a una comunidad de personas, desarrollado durante la pandemia, se traduzca en acciones de mayor cooperación, solidaridad y participación a favor de la vida y de la comunidad a la que pertenecemos y en donde vivimos, para poder hacer frente a otros “virus” no biológicos, que alteran la paz y el desarrollo de las familias y de la comunidad.
En estas condiciones está listo el escenario para la entrada en acción de la Bioética y de la Biopolítica, porque la vida empezará, ya empezó a dejar de ser objeto y se está convirtiendo en sujeto de la política, en igual forma, la comunidad dejará de ser un concepto, para erigirse en actor social y político.
En este escenario, el discurso, la actitud y el comportamiento de las y los políticos a la vieja usanza, solo fortalecerán las tendencias de lo impolítico (que se ha traducido en la práctica, en una despolitización neutralizadora), que irá dando paso a las acciones de las comunidades (de suyo, ya se están dando) que desarrollarán la nueva política: la biopolítica. Política por la vida. La vida, como sujeto de la Política. La vida, en toda su extensión y significación. No solo la vida humana.