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El Cambio de México, vía las Instituciones
México, podrá hacer frente a los desafíos del presente y futuro inmediato, fortaleciendo y mejorando el desempeño de sus instituciones.
Soledad Loaeza, llama la atención sobre la necesidad de cuidar y proteger al Instituto Nacional Electoral (INE), al Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) y a la Fiscalía Especializada para la Atención de los Delitos Electorales (Fepade).
Dice: “La langosta sale de todas partes:… de los partidos, que prefieren que no haya reglas ni frenos, que pretenden ser sus propios árbitros para instalarse como amos y señores de nuestra vida política… anida en los medios desde donde ataca todos los días a instituciones que son insustituibles para una vida política civilizada… ¿a título de qué éstos medios golpean lo que tanto trabajo nos ha costado construir?… las redes sociales… se burlan… de consejeros que hacen un trabajo serio, mientras ellos se divierten lanzando pullas adolescentes. La langosta es la desconfianza en nosotros mismos, la inseguridad profunda que nos causa la gravedad de los problemas del país… es aquello que no nos deja pensar que algo puede salirnos bien. La langosta más grande que tienen que vencer el INE, la Fepade y el TEPJF es nuestro descreimiento” (La Jornada. 17.05.18)
A la par de las anteriores, me parece que son vitales para el presente y futuro inmediato, cuidar y mejorar el desempeño de las instituciones que tienen que ver con la competencia económica, el acceso a la información pública, la rendición de cuentas, los derechos humanos y en general, las que salvaguardan libertades y derechos que hace apenas 30 años, no teníamos.
Es impostergable, confirmar y universalizar, la educación y la salud, públicas, hacerlas más eficientes, al igual, que las políticas sociales redistributivas, que no existían en los cuarentas ni en los sesentas, mucho menos en los 70´s y 80´s.
Ningún tiempo pasado ha sido mejor para las personas de a pie, aún en los casos de los imperios y naciones otrora poderosas. En todos los casos, siempre fueron las élites, las únicas ganadoras, incluso en los territorios dominados por el socialismo, durante el siglo pasado.
Ni México ni el mundo pueden retroceder, a pesar y en contra, de personajes como Trump, cuyo arribo al poder, hace evidente la necesidad de contar con instituciones fuertes, capaces de ser un contrapeso, sin estridencias, pero también sin posibilidad de regateo.
Es allí, donde México tiene todavía mucho camino por recorrer, en tanto, a nivel de entidades federativas, son necesarios contrapesos efectivos y funcionales en beneficio de sus habitantes, no de la misma clase política que medra y obtiene pingües beneficios.
El no retroceso y construir contrapesos efectivos, depende de que fortalezcamos y mejoremos las instituciones que tenemos, y desde la sociedad es posible hacerlo, en tanto la participación ciudadana y social sin estridencias, pero constante, podrá modificar el comportamiento de las clases políticas locales.
En tal sentido, el voto dividido, es una opción efectiva para evitar las tentaciones autoritarias que dejen en manos de una sola persona, las grandes decisiones.
El voto dividido, es un camino que ha explorado el país y que falta mejorar institucionalmente para que dé mejores resultados a la población, pero sin duda, es una alternativa funcional para evitar males mayores a la hora de la toma de decisiones políticas y económicas fundamentales para las y los mexicanos, y desde luego, para el país.
En tal sentido, urge una educación más eficiente, más integral, más desarrolladora de talentos, en tanto formar mexicanas y mexicanos que sean capaces de hacer cosas por sí mismos, los hará realmente más críticos y más independientes, es ahí donde se requiere fortalecerla, para que egresen personas, ciudadanos, emprendedores, que sean contrapesos efectivos, sin estridencias, de la clase política, críticos, pero a la vez colaboradores de sus gobiernos, en todo aquello que lleve a la realización del Bien Común.
En este sentido, falta aún, sistematizar y simplificar las instituciones, que faciliten que todas y todos los mexicanos cuenten con las mismas oportunidades para su crecimiento personal, progreso y desarrollo compartido. En la medida que haya menos ventanillas y más sistematización o automatización vía internet, en esa misma medida todo fluirá más rápido, evitando la burocratización y por ende, la corrupción. El país tiene que ingresar ya, al Gobierno Abierto. Se han dado pasos en este sentido, hay que acelerarlos y profundizarlos.
El cambio, no lo hace una persona. El cambio, lo hacemos entre todas y todos, y vía las instituciones, es la manera más efectiva de hacerlo.