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El Delcygate Avanza / Luis Ventoso (España)

 

Una de las cadenas de telemetralla anuncia un nuevo programa con detector de mentiras. Al leerlo, confieso que la primera idea que me vino a la cabeza fue que si llevan a Ábalos y lo someten a la prueba, el ministro les abrasa el polígrafo.

La escalada de mentiras encadenadas del caso Ábalos, también conocido como «Delcygate», ha rebasado lo imaginable. Incluso tratándose de un Gobierno cuya relación con la verdad es similar a la de los sherpas del Himalaya con el surf: nula.

En la tarde en que «Vozpopuli» adelantó que Ábalos se había reunido con la dos de Maduro en Barajas en la medianoche de un domingo, la primera reacción del gabinete del ministro fue negarlo todo de plano. Primera mentira.

El segundo embuste consistió en una versión según la cual Ábalos había ido a Barajas, sí, pero solo para recoger al ministro de Turismo de Maduro, viejo conocido suyo. Esa misma tarde, este periódico preguntó directamente a Ábalos, a través de un mensaje telefónico, si había visto a Delcy Rodríguez. Su respuesta fue la tercera mentira: «Qué va».

La cuarta llegó cuando pasó a admitir que sí la había visto, pero solo en un saludo muy fugaz.

En la quinta versión, el encuentro se amplía a media hora.

Hoy ya estamos en hora y media de reunión clandestina en suelo español con la número dos de la narcodictadura bolivariana.

No solo mintió, y con deje chuleta, el ministro y hombre fuerte del PSOE, también lo hicieron varios miembros del Gobierno. Negaron en la sede parlamentaria que la vicepresidenta de Maduro hubiese pisado suelo español. Hoy sabemos que nos engañaron.

Siendo una dirigente cuya presencia en el territorio europeo estaba prohibida por la UE, se le permitió surcar las terminales de Barajas saltándose los controles fronterizos. Tampoco se chequearon sus numerosas maletas, donde podría llevar un cargamento embarazoso (las figuras del chavismo emplean a veces este tipo de viajes para dar salida y entrada al dinero negro del régimen y sus prebostes).

Todavía queda una mentira más. La de que el Gobierno nada sabía de que Delcy Rodríguez volaba hacia Madrid. Falso también. Lo conocieron cuatro horas antes.

El sanchismo ha dado orden a sus ministros y apéndices mediáticos de desdeñar el caso Ábalos como una menudencia alzaprimada por una derecha revanchista. La consigna en curso es que «Venezuela no interesa a nadie» (Carmen Calvo dixit).

Ayer, en «Los Desayunos» del NODO de Rosa María Mateo se habló de todo, de lo divino y lo humano, pero ni sílaba del «Delcygate». Pero para disgusto de la «coalición progresista», España todavía es una democracia. Existe prensa profesional que cuenta las verdades incómodas del poder.

Y existe la Justicia independiente, como los dos magistrados que ya indagan el caso.

El sanchismo lo sabe y ha anunciado un «plan contra las fake news» que apesta a censura, puesto que será el Gobierno más mendaz que hemos conocido quien decida qué medio miente.

En paralelo, la famosa «desjudialización», la cacería a los jueces que no sean afines al dogma obligatorio.

El caso Ábalos no es anecdótico. Supone una piedra de toque para pelear por nuestros derechos frente a un presidente de livianos escrúpulos.

 

 

Van a quemar el polígrafo / Luis Ventoso, ABC (España), 20 Feb

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