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El Zoológico del Altiplano en 22 Fotos

Domingo rebosante de familias en el Zoológico del Altiplano.

Las estrellas son los animales salvajes: frágiles aves, felinos enigmáticos, pacíficos rumiantes e iguanas multicolores que niñas y niños observan con embeleso así mismo como sus padres aniñados durante la convivencia.

Los leones blancos -familia mimada del zoo de Apetatitlán, Tlaxcala– no se hallan esta vez a la vista de los visitantes, lo cual contribuye a visibilizar a los demás.

En ausencia de la casa real, otro felino funge de reina interina: la leona captada cuando reposa su suficiencia alfa sobre una saliente.

Se solaza en marometas sobre el pasto un cachorro de jaguar, ajeno por completo al paso del tiempo tiránico aunque bien atento a la cámara que le retrata.

El ojo de tigre del bebé jaguar atraviesa las lentes, algo remueve en el fotógrafo, lo hace recordar el embrujo infantil del niño Borges.

En diversos puntos del recorrido, pericos metrosexuales y bullangueras guacamayas ataviadas para carnaval, improvisan constantemente pasos, contorsiones y simulacros. Una cuelga asida con el pico del techo de malla de la jaula…

El avestruz africano, el ave más alta y pesada de todas, nos mira fijamente a través del periscopio ojón de su nave de plumas.

Un pato blanco desliza su elegancia en la luna del estanque, mientras un chanate intruso aterriza cual helicóptero sobre el murillo, intrigado acaso por el jolgorio de las excéntricas aves del zoo.
Los rumiantes conforman una sociedad aparte y tienen diva propia: la larguirucha y encantadora jirafa. ¿Qué ven esos ojos de filósofo enmarcados entre pestañas de aguacero? ¡Y quién pintó así a las cebras!

Todos se interesan en la cámara; los antílopes de cuernos de tornillo y testuz colorada, los borregos cimarrones equipados con armas de choque, los venados de arbórea cornamenta.
También parece posar para la lente esa tierna venadita que habría inspirado a Disney la célebre Bambi.

Un domingo en el zoo de Tlaxcala representa una buena oportunidad para conocer a los seres fantásticos que lo habitan.

Sus juegos, gestos y manías nos recuerdan que todavía no nos hemos quedado solos a bordo del navío común, en el planeta que llamamos Tierra ❤️

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