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Mask shortages are outrageous. The federal government needs to do better / John R. Balmes, The Washington Post (E.U.), 2 Abr
Traducción Google, revisión Código Tlaxcala
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Como médico y científico que sabe mucho sobre equipos de protección respiratoria personal, me ha indignado la grave escasez de mascarillas N95 adecuadas que deberían usar los trabajadores de la salud en la primera línea de la lucha contra la epidemia del nuevo coronavirus.
Los médicos, enfermeras, terapeutas respiratorios y otros, especialmente los mayores de 50 años que atienden a pacientes que tienen o puedan tener Covid-19, deben protegerse de la infección. No solo necesitamos mantener a la fuerza laboral de atención médica que trata al resto de la población, sino que existe un imperativo moral para proporcionarle un lugar de trabajo seguro, especialmente en el contexto de una pandemia viral mortal.
¿Y qué encontramos en ciudades como Nueva York, Nueva Orleans y Detroit, donde la pandemia es furiosa? Vemos una grave escasez de mascarillas N95 en salas de emergencia y hospitales. Incluso las máscaras quirúrgicas que proporcionan cierta protección, son escasas en muchos centros de salud. Desesperados, los trabajadores de la salud han recurrido a medidas no validadas en su búsqueda de métodos alternativos de protección.
Muchos miembros del público han respondido a la necesidad urgente de equipos de protección personal respiratoria (EPP) para los trabajadores de la salud, cosiendo mascarillas. Si bien esta respuesta es realmente conmovedora, la mayoría de estas mascarillas de tela brindan poca protección real contra la nueva infección por coronavirus y pueden brindar a los proveedores de atención médica una falsa sensación de seguridad cuando trabajan con pacientes potencialmente infectados.
Se han reportado altas tasas de infección y muerte por Covid-19 en China e Italia. En China, del total de 81,000 casos más de 3,000 trabajadores de la salud han sido infectados, incluido Li Wenliang, quien murió luego de haber sido el primer médico que intentó alertar al gobierno chino sobre el riesgo del brote en Wuhan.
Al momento de este escrito, al menos 5,000 trabajadores de la salud han sido infectados en Italia de más de 92,000 casos en total. El riesgo de muerte debido a Covid-19 aumenta con la edad, en individuos de 50 a 59 años que enfrentan un riesgo tres veces mayor al de los de 30 a 49 años, y aquellos de 60 a 69 años con diez veces más riesgo.
En los Estados Unidos hay más de 500,000 médicos mayores de 50 años, lo que representa un poco más de la mitad de la fuerza laboral de médicos de todo el país. La edad promedio de las enfermeras en los Estados Unidos es de 51 años. Una enfermera de 48 años del departamento de emergencias murió en la ciudad de Nueva York el 24 de marzo de Covid-19, y se informó que médicos del departamento de emergencias desarrollaron en el estado de Washington y Nueva Jersey un Covid-19 grave que requirió tratamiento intensivo.
Es trágico que un país tan rico como Estados Unidos no pueda proporcionar el EPP adecuado a su fuerza médica durante una pandemia viral mortal. Hay pocas excusas para el almacenamiento insuficiente de mascarillas N95 y otros EPP como máscaras y batas quirúrgicas. El brote del nuevo coronavirus en Wuhan no fue la primera epidemia viral de los últimos años: el brote del coronavirus de síndrome respiratorio agudo severo fue en 2003, el brote de síndrome respiratorio del Medio Oriente comenzó en 2012 y ha habido brotes periódicos de gripe aviar.
¿Por qué no estábamos mejor preparados?
Las líneas de autoridad mal diseñadas por el gobierno federal han fallado en brindar protección adecuada a los trabajadores de la salud y una respuesta desorganizada y mal coordinada ha dejado a los estados y las ciudades luchando entre sí para adelantarse en la compra de los EPP que necesitan desesperadamente para sus trabajadores de la salud (y de ventiladores para sus pacientes).
E incluso con un equipo federal de respuesta ineficaz ante una pandemia antes del brote de Wuhan, todavía había tiempo suficiente para prepararse para la propagación del virus hacia los Estados Unidos. La gravedad del nuevo brote de coronavirus en China fue reconocida desde el otoño de 2019 por la Organización Mundial de la Salud y las agencias de inteligencia de EE. UU.
Sin embargo, ¿cuál fue la respuesta del presidente Trump en febrero? Fue “cuando se calienta un poco, desaparece milagrosamente”, “al igual que la gripe”, “un virus extraño” y, lo más incongruente, “el coronavirus está muy controlado en los Estados Unidos… ¡Para mí el Mercado de Valores comienza a verse muy bien!”.
Permítame decirle como médico que atiende a pacientes en un hospital público con red de seguridad, señor presidente, que nunca tuvo la pandemia Covid-19 bajo control. Le preocupaba más el mercado de valores que la pandemia. Fue una emergencia de salud pública que no se tomó en serio hasta que fue demasiado tarde y el resultado ha sido una amplia propagación comunitaria.
Se han perdido vidas en todo este país debido a que no tomó en serio lo que sus expertos en salud pública e inteligencia estaban tratando de decirle.
*John R. Balmes es un especialista en cuidados pulmonares y críticos que atiende a pacientes en el Hospital General Zuckerberg de San Francisco; y además profesor de medicina de la Universidad de California en San Francisco y de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de California en Berkeley.