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Los aniversarios de Pablo Neruda

CIUDAD DE MÉXICO (apro).- Este 12 de julio se celebró el 120 aniversario del nacimiento del poeta chileno Pablo Neruda, pero también es el centenario de la aparición de “Veinte poemas de amor y una canción desesperada”, una de las obras más emblemáticas que influyeron a toda una generación y una de las más celebradas.

Además, también se cumplen los 70 de otro poemario del Premio Nobel de Literatura (1972), “Odas elementales”, así como el medio siglo de su memoria póstuma “Confieso que he vivido”.

Y en medio de los números redondos, permanece la duda sobre las causas de su muerte, que la familia del poeta atribuye a envenenamiento, ocurrido unos días después del golpe de Estado de los militares al presidente legítimo Salvador Allende. Existe una investigación de la justicia chilena en torno a rastros de una bacteria en el cuerpo del poeta, quien se encontraba en el hospital por un cáncer.

Marco Antonio Campos (Ciudad de México, 1949), poeta a su vez, ensayista y narrador, repasa aquí la obra de Neruda, pseudónimo de quien se llamó Ricardo Eliécer Neftalí Reyes Basoalto.

Campos, Medalla Presidencial Pablo Neruda otorgada por el gobierno de Chile en 2004, fue uno de los protagonistas en el homenaje al creador del Canto General en el Palacio de Bellas Artes en ese 1973, junto al guatemalteco Luis Cardoza y Aragón y al poeta tabasqueño Carlos Pellicer.

Además, recuerda otro acto, en octubre, conducido por la crítica de arte Raquel Tibol al lado del narrador José Revueltas, el poeta Jaime Labastida y la actriz Delia Casanova:

“Fue un acto muy bonito… Delia Casanova leía poemas, y Revueltas leyó una página preciosa donde terminó diciendo ‘Pablo, te lo pedimos, te lo rogamos, no descanses en paz’. Incluso entró un poeta chileno, Sergio Macías, que entró y dijo unas palabras muy conmocionado, pero no subió al estrado”.

–¿Cómo descubre la poesía de Neruda?

–En 1967, cuando empiezo leer y escribir, Neruda era el poeta por excelencia y me sabía el Crepusculario y varios de los Veitne poemas de amor… y otros libros que me marcaron como La Tercera Residencia sobre la guerra de España, en especial el poema que dice ‘venid a ver la sangre por las calles” y una serie de improperios contra todos los fascistas, contra Franco y los generales.

“Leí una parte del Canto General que tiene poemas extraordinarios, es el Génesis, como si salieran los árboles, los bosques y las montañas, de un lirismo excepcional. Originalmente se iba a llamar ‘Canto General de Chile’. Me sentí muy cerca… Luego se me cayó de las manos con un libro de una poesía extraña, un poco extravagante, Las uvas y el viento, y sus primeras memorias en versos, el Memorial de Isla Negra, ya cuando tenía sesenta años. En esos libros, sobre todo en el Canto General, hay poemas muy bellos sobre México, su estancia y lo que significó”.

Campos conoce la obra completa de Neruda, sus más de 50 volúmenes, y narra que su deceso lo sacudió:

“Fue una conmoción. Mire, yo nunca fui partidario de la revolución cubana, pensaba que estaba bien que hubiera un contrapeso a los estadounidenses, digamos que no tuve conciencia política hasta 1968. A mí lo que me marcó fue el allendismo… Salvador Allende sigue siendo uno de mis íconos, sobre todo por el cambio de una social-democracia en la que incluso François Miterrand se basó para gobernar Francia.

“Así que recuerdo haber visto en septiembre la televisión y estar en conmoción, sabía que tarde o temprano se iba a dar el golpe. Óscar Oliva, quien estaba al frente de Literatura (INBAL), nos iba a dar una beca a Juan Bañuelos y a mí para estudiar cuatro meses en Chile, nos íbamos a ir en octubre, y yo sabía que eso no iba a suceder porque se veía venir el golpe. Fue terrible, incluso Gabriel García Márquez dijo que se negaba a escribir una nueva novela hasta que no cayera Pinochet. Luego vino la muerte de Víctor Jara, de la que Neruda incluso dijo que era ‘como matar a un ruiseñor’, o al menos esa fue una de las versiones”.

El mes pasado falleció Manuel Araya Osorio, quien fuera asistente personal de Pablo Neruda de noviembre de 1972 hasta su muerte, develó en 2011 en entrevista con Proceso:

“Lo único que quiero antes de morir es que el mundo sepa la verdad, que Pablo Neruda fue asesinado”.

Esas líneas dieron la vuelta al mundo y fueron clave para que la familia de Neruda solicitara una investigación luego de décadas de especulaciones en torno al posible envenenamiento por parte de los golpistas chilenos de 1973. Desde 2011, el caso permanece abierto tras diversas indagaciones, retrasos, y nuevas líneas de investigación.

En febrero de 2023, la familia de Neruda se adelantó a afirmar que conocía más sobre los resultados, y todo apuntaba a la presencia de la bacteria Clostridium botulinum lo suficientemente potente para causar la muerte de un individuo, presumiblemente inyectada al poeta durante su estancia en el hospital, al cual había sido ingresado por un cáncer.

Dice al respecto Marco Antonio Campos:

“Es difícil, no puedo contestar a ciencia cierta, porque si ve las últimas fotografías de Neruda, incluso cuando recoge el Nobel (diciembre de 1972) se veía consumido, con un cáncer avanzado, quizá podría durar más o no. Los que hemos tenido cáncer, cuando vamos a quimioterapias y vemos a otros enfermos, uno sabe quién va a morir.

“Neruda estaba muy consumido, pero sin duda un trancazo como el del golpe, la muerte de Víctor Jara, esos encarcelamientos o exilios que se veían en las calles de Chile debieron haber sido un golpe moral o físico que pudieron haber acelerado la muerte.

“Por otro lado, por envenenamiento matan al expresidente Eduardo Frei cuando se vuelve oposición, a Orlando Letelier… el ejército de Chile no distinguía, era monolítico, eso me hace dudar, pues eran capaces de matar a cualquiera y podían haber envenenado a Neruda. Creo que eso va a quedar siempre en el aire”.

“Veinte poemas de amor…”

A un siglo de publicación del poemario, Campos, cuya obra poética 1970-2004, El forastero en la tierra, editó El Tucán de Virginia, evalúa ahora su lectura de juventud:

“Es la biografía amorosa de muchachos… en lo personal está ligado conmigo a un segundo amor. Empezaba a escribir y a mi manera quise hacer mis veinte poemas de amor, pero fue un fracaso rotundo. Es un libro que he releído este año, y como los libros de entonces se ha quedado en mí, y sobre todo algunos poemas como el 6, el 15 y el 20, y algunos versos que me siguen emocionando”.

Y declama:

Siento viajar tus ojos y es distante el otoño:

boina gris, voz de pájaro y corazón de casa

hacia donde emigraban mis profundos anhelos

y caían mis besos alegres como brasas…

Continúa:

“Tenía diecinueve años cuando publicó ese libro, eso es muy importante, se decía que tenía 20, pero tenía 19. Los Veinte poemas de amor… y Una temporada del infierno (1873) de Arthur Rimbaud, son los libros que más he leído, son lo que llamo la historia del alma”.

–Pero también este 2024 es el setenta aniversario de Odas elementales…

–Siempre las he leído salpicadas. Quien tenía una enorme predilección por las odas era Fernando del Paso, son de una potencia y recreación verbal que quisiera cualquiera de nosotros tener… Neruda, incluso como Paz, Borges o López Velarde no sólo fue un gran poeta, fue un gran prosista”.

Se le interroga asimismo sobre el medio siglo de Confieso que he vivido, que a partir del despunte del movimiento feministas en Chile ha sido cuestionado fuertemente en relación al pasaje alusivo a una “violación”. Incluso en las marchas no faltan las pancartas con el “Cállate tú Neruda” en relación al poema “Me gusta cuando callas”. Responde Campos enfático:

“¿Usted cree que hayan leído a Neruda, que se haya leído bien ese poema? El verso es precioso, el poema es bello, es una exaltación”. Y cita:

Me gustas cuando callas porque estás como ausente,

y me oyes desde lejos, y mi voz no te toca.

Parece que los ojos se te hubieran volado

y parece que un beso te cerrara la boca.

Como todas las cosas están llenas de mi alma

emerges de las cosas, llena del alma mía.

Mariposa de sueño, te pareces a mi alma,

y te pareces a la palabra melancolía…

“¿Qué mayor exaltación para una mujer puede ser esa?, ¿dónde está la misoginia?”

Y explica:

“Sabe por qué dice eso? Hay dos mujeres detrás de esto, una llamada Teresa que sería su ‘Mar y sol’, y Albertina Socar, que sería su ‘Mar y sombra’. Esta última era una muchacha muy callada, y se cuenta que caminaban a la orilla del río e iban así, callados. Es Albertina. Agarraron el verso y acabaron ahí”.

–¿Y de Confieso que he vivido?

Responde escuetamente:

–Como esas cosas se volvieron parte del imaginario colectivo, Neruda va a ser leído así, lo lamento mucho.

La mirada de JEP

En 2004, a propósito del centenario del natalicio de Neruda, el poeta y narrador José Emilio Pacheco recibió el Premio Iberoamericano de Literatura “Pablo Neruda”, recordando al final unos versos del poemario Fin de mundo (1969). Por ello se le cuestionó a Campos el significado de esa publicación en la actualidad, frente al panorama de dos guerras.

–Es un libro paradójico y extraño de Neruda, es un mundo de sangre, de guerras, parece escrito en la Segunda Guerra Mundial o inicios de la post-guerra. Tiene un tono whitmaniano, Whitman es quizá el poeta que más haya influido en los poetas del siglo XX.

“Me sorprende porque es otro tono de Neruda, y en el caso de José Emilio se parece mucho a sus temáticas. Recuerdo que José Emilio me decía que todo era un desastre y todo estaba descompuesto, y después comentaba: ‘Eso no importa, ¿cómo estás tú?’, y le salía la parte muy amistosa”.

–¿Cómo leer a Neruda hoy?

–Para alguien que inicie a leer, el Crepusculario (1923) y los Veinte Poemas de amor y una canción desesperada. Diría también Las uvas y el viento, Los versos del capitán (1952) que escribió en Capri, Italia, para Matilde Urrutia. De las Odas elementales, la metáfora sobre cómo suena el mar. De Los versos del capitán es el tiempo en el que anda huyendo porque está casado con Delia del Carril y se va a Capri con Matilde Urrutia y lo publica anónimo, después se sabe que es él.

“Todas las grandes figuras tienen grandes defectos, y hay que leerlos con sus luces y sombras”.

 

proceso.com.mx

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