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¿México vivirá en el siglo XXI, lo que vivió Alemania en el siglo XX?
“Cuando hoy mis enemigos políticos … había tres sectores: el de los beligerantes, el de los indiferentes y el de los traidores… me acuerdo… del viejo profesor… nos hacía olvidar el presente, nos fascinaba con el pasado… La burguesía… la prensa inmunda… esas capas llamadas “inferiores” del pueblo… se encontraban cualidades nobles… aquellos hombres, buenos…”
López Obrador, suscribiría encantado el texto. Tiene sus mismas ideas: “mis enemigos políticos”, “los traidores”, “el pasado”, “la burguesía” (hoy neoliberales, fifís, etc.), “prensa inmunda”, “pueblo noble, bueno”.
El texto es de Adolfo Hitler, en “Mi Lucha”.
Walter Montenegro en “Introducción a las Doctrinas Político-Económicas”, del Fondo de Cultura Económica, identifica al gobierno del Nazismo, así: “… ha suprimido toda forma de poder legislativo. Es el Fuehrer quien dicta los decretos… La casta aristocrático-militar que, en un principio, vio a Hitler con desconfianza… acabó sumándose… al programa nazi… Hitler se sirvió de esta casta en todo lo que pudo serle útil… Con el poder totalmente centralizado… el sistema judicial fue… reorganizado… para que no pudiese… crear interferencias de orden legal…”
México del siglo XXI, está a un tris de repetir la triste historia que vivió el pueblo alemán antes y durante la segunda guerra mundial, si la sociedad y la izquierda democrática no ponen un freno a la deriva autoritaria que está imponiendo el presidente López Obrador a su gobierno.
Andrés Manuel estuvo en Monterrey y estando junto a Alfonso Romo, afirmó: “Como gobierno estamos para atender a todos, no aspiramos a una dictadura o al totalitarismo, sino a la democracia como forma de vida” (Excélsior. 14.08.2022).
De palabra puede decir muchas cosas, los hechos lo contradicen: el pretender dejar a la Guardia Nacional bajo mando militar y ya no civil; su ataque sistemático a los órganos autónomos; pasar por encima de la ley no solo en el tema de seguridad pública, también en temas que agreden el ejercicio de los derechos y libertades como el de expresión y el de imprenta.
La sociedad, la izquierda democrática, las universidades, no pueden, no deben aceptar que ocurran acciones contrarias a la ley. Toda ley es perfectible, pero es mejor el mandato de la ley como está, que el mandato de una autoridad, así sea la del presidente.
Este es el punto: muchos de los cuadros y personajes hoy empoderados en lo que se denomina la 4T, antes del año 2000 lucharon, aprobaron y suscribieron las reformas que dieron nacimiento a las nuevas instituciones que facilitaron la transición a la democracia y hoy, se comportan como los viejos priistas: el presidente pregunta qué hora es y todos contestan: la hora que usted quiera señor presidente. Así, están destruyendo las instituciones que facilitaron la llegada al poder del propio Andrés Manuel. Instituciones que ellos mismos aprobaron en su momento e incluso reformaron, como pasó con el INE. Hoy se quejan de lo mismo que criticaron a Fox. ¿Recuerdan el “cállate chachalaca”? derivado de ese intervencionismo presidencial previo y durante las campañas electorales, es que se prohibió que el presidente cacareara sus “logros” o externara opiniones sobre las y los candidatos. Hoy, rechazan esas disposiciones que ellos mismo impulsaron y aprobaron para frenar el intervencionismo e injerencia presidencial en los procesos electorales.
Lo que vimos del proceso electoral interno de Morena hace unas semanas, no es nuevo ni es sorpresa. Siempre han sido así. A pesar de ello, siguen presentándose como adalides de la democracia y con esa calidad “moral”, pretenden acabar con el INE.
A estas alturas, no es posible seguir impulsando y aprobando el presidencialismo. El presidente no es dios. El presidente es una persona, como todas y todos los mexicanos. Que merece respeto, si. Igual respeto merecemos todas y todos los mexicanos y el presidente no ha respetado. Todo el tiempo está con su discurso de “mis enemigos”, “mis adversarios”, “los traidores”, “prensa inmunda”, etc., etc. Igual que Hitler.
Escribe Santiago Nieto: “… la izquierda tiene que ser de compromiso con el desarrollo… asumir una posición de liberalismo político que permita la convergencia de puntos de vista… mitigar las desigualdades… respeto de los órganos constitucionales autónomos… de la división de poderes… mejoramiento de nuestra democracia constitucional, cuya alteración repercute… en la protección de los derechos humanos de la sociedad… fortalecer los controles constitucionales. Se puede disentir… uso de energía limpias… agenda de izquierda… que sea incluyente… La izquierda mexicana tiene que ser feminista…” (La Jornada. 9.08.2022).
Mientras tanto, en estos momentos, todo lo apuntado por Nieto, está en grave riesgo en México y él mismo lo apunta como una aspiración para después de 2024.
“Nos traen con puras mentiras”. Esto dijo Gabriel Rodríguez Palomares, hermano del minero Margarito Rodríguez Palomares, quien permanece aún bajo tierra, sin saber si está vivo o no.
Así está México. La cuestión es que muchos todavía siguen creyendo, cuando la realidad nacional no es cuestión de fe.
Urge poner mente y manos a la obra en favor de México: limitar el poder presidencial, ¡Ya! No olviden que el poder absoluto, corrompe absolutamente.