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Ser Demócrata, Es Cumplir con la ley
“No todo el que me diga: Señor, Señor, entrará en el Reino de los Cielos, sino el que haga la voluntad de mi Padre… todo el que oiga estas palabras mías y las ponga en práctica, será como el hombre prudente que edificó su casa sobre roca… ella no cayó, porque estaba cimentada sobre roca. Y todo el que oiga estas palabras mías y no las ponga en práctica, será como el hombre insensato que edificó su casa sobre arena: cayó la lluvia, vinieron los torrentes, soplaron los vientos, irrumpieron contra aquella casa y cayó, y fue grande su ruina”. (Mateo 7, 21-27).
No todo el que diga que es demócrata, lo es.
“El demagogo es como el adulador… tienen… influencia… los aduladores con los tiranos… los demagogos… son… causa de que los decretos prevalezcan sobre las leyes… los que tienen alguna queja contra los magistrados alegan que quien debe juzgar es el pueblo… con lo cual se disuelven todas las magistraturas. Donde las leyes no gobiernan, no hay república. La ley debe ser en todo suprema… un buen orden legal… no consiste en tener buenas leyes, sino en obedecerlas… De la democracia más violenta… así como de la oligarquía, nace la tiranía.” (“Las clases sociales”. Aristóteles).
Lamentable para México, para las mexicanas y mexicanos, que ningún partido político pueda dar constancia plena de democracia. Ninguno. Que conste.
Tanto Adolfo Hitler como Andrés Manuel López Obrador, llegaron al poder, por la vía electoral.
Ambos, se caracterizan por su incontinencia verbal.
Ambos, arremeten en contra de los medios de comunicación y de quienes disienten de ellos.
Ambos, ven en los decretos, la vía para que su voluntad prevalezca por encima de la ley.
Ambos desacreditan la actuación de magistrados y jueces, se erigen en jueces y juzgan, sin tener prueba alguna de sus dichos.
Lamentable para México, para las mexicanas y los mexicanos, ante tanta verborrea, que se reste importancia, es más, se ha invisibilizado la violación a la Ley, que todos los días ocurre, desde Palacio nacional.
Como si hablar desde Palacio nacional fuera ex cátedra, pudiendo hablar impunemente, sin asumir la responsabilidad de lo dicho.
La cuestión es que la actual administración va para tres años y no está construyendo el futuro de México en firme, “como el hombre insensato que edificó su casa sobre arena: cayó la lluvia, vinieron los torrentes, soplaron los vientos, irrumpieron contra aquella casa y cayó, y fue grande su ruina”.
Por el bien de México, por el bien de los más pobres de México, hay que detener esta hecatombe que no solo nos está dividiendo, nos está destruyendo como país y está dinamitando el futuro de las nuevas generaciones de mexicanas y mexicanos.
Si el sistema de salud pública estaba mal, ahora está peor; si el sistema educativo nacional estaba reprobado, ahora está retrocediendo y en grave riesgo, como ocurre con la salud pública, de ideologizarse, dejar de ser laica y lejos de la ciencia.
La inseguridad pública ya ni siquiera es tema, de tan cotidiano que es. Ya no causa alarma, el número de candidatos, policías y soldados, muertos. La inseguridad pública gobierna a México y con ella, la corrupción, la impunidad.
Ahora en México, pareciera que gozan de más derechos, y son escuchados, madres de narcotraficantes y los propios narcotraficantes, así como el líder de la mafia rumana; que mujeres, padres de pacientes pediátricos oncológicos, madres y familiares de desaparecidos, científicos, investigadores, creadores, deportistas, estudiantes exitosos y ciudadanos y ciudadanas, todos mexicanos, quienes son vistos como enemigos, no como mexicanos con derechos y garantías de ley.
“… un déspota es siempre un déspota, sean sus motivos para gobernar arbitrariamente buenos o malos… es el conservador siempre un conservador… al usar el poder del Estado para restringir la libertad del ciudadano…El partido conservador y el liberal surgen… el uno del militarismo y el otro del industrialismo…” (“El nuevo conservadurismo”. Herbert Spencer)
Es evidente en México, que con López Obrador hemos regresado al militarismo conservador del siglo XIX. Ahora entendemos porque su verborrea en contra del neoliberalismo.
“Es inconcebible la democracia sin organización… la organización es el único medio para llevar adelante una voluntad colectiva… la organización es el arma de los débiles… El individuo desaparece en la multitud, y con él desaparecen… el sentido de responsabilidad… El principio democrático procura garantizar a todos una influencia igual y una participación igual en la administración de los intereses comunes. Todos son electores y todos son elegibles…” (“El liderazgo en las organizaciones democráticas”. Robert Michels).
“La civilización progresa cuando se dota de reglas. La libertad… no es la de equivocarse, sino la de escoger su camino, con sus límites… Para preparar otro futuro es necesario impulsar la sociedad solidaria… en lo solidario está lo sólido (firme como roca) y que los lazos establecidos entre los individuos… se refuerzan con el beneficio que cada uno obtenga… una sociedad en la que no existen unos que dan y otros que reciben, sino que todos den y reciban.” (“Solo la sociedad solidaria frenará la anarquía liberal”. Michel Rocard).
La única forma de frenar la hecatombe que está destruyendo a México, y que muchos confunden con que se están acabando con los privilegios, sin darse cuenta que los privilegios siguen, los “moches” siguen, los desvíos de recursos siguen, la corrupción sigue y con todo ello, la impunidad está de fiesta. Entonces, la única forma de frenar la hecatombe, es que la sociedad se organice y actúe, con la ley en la mano, hacerla cumplir. El presidente también debe estar sujeto a la Ley, como todos los servidores públicos de los tres niveles de gobierno y de los órganos públicos autónomos.
Esta es la Democracia. El gobierno y el pueblo, sujetos a la Ley. Si se hace a un lado el cumplimiento de la Ley, no hay Democracia. Ninguna persona, nadie, puede erigirse en Ley, ni en Verdad.