Tlaxcala en Verde

Abro mi diario internet y veo el mapa de México. Ningún estado en rojo; el centro y el sureste en verde; en amarillo Zacatecas, Coahuila, Durango, Sinaloa, Sonora y Baja California, más Yucatán y Quintana Roo, ocho en total; y nomás tres en naranja: BCS, Chihuahua, Tamaulipas. Ayer renovaron el semáforo covid que regirá entre 10 y 23 del mes.

Vivo en Tlaxcala, estoy en verde. Me pregunto qué significa exactamente. Como por sentido común perdí la confianza al semáforo de Gatell desde mayo de 2020, trescientos mil muertos después apenas sé que la gradación de verde a rojo define niveles crecientes de prohibición, y a la inversa de libertad. Me gusta asociar el verde a la libertad antes que a la esperanza.

¿Por estar en verde podemos andar sin cubrebocas, como si la marrana; hacer fiestas de comunidad, privadas y familiares; también ceremoniales gubernativos o mítines? ¿Podemos, sí o no, entrar a un súper o un ocso sin certificado de vacunación en nuestro estado cuya gobernadora, previamente vacunada, se recupera de covid-19?

Al reportar la cifra ciento milenaria de mexicanos matados por el virus de Wuhan, la secretaría federal de Salud agregó que en México se han aplicado más de 150 millones de vacunas. La mayoría son de doble dosis; y por lo visto se aplicarán muchas más, pues ayer marcó México un récord causado principalmente por las variantes Delta y Ómicron: 28 mil contagios nuevos. Fue un viernes de récord global: en un solo día se infectaron 2.6 millones de personas. Según el conteo independiente de la Universidad Johns Hopkins, basado en datos oficiales, los contagios conocidos de covid-19 suman 300 millones 339 mil infectados en dos años por todo el planeta.

No quisiera ser aguafiestas, mas importa aclarar de qué estamos hablando. Lo digo porque la tremenda mortandad causada por el covid asimismo en el vecino del norte, los Estados Unidos, parece alimentar un enésimo fatalismo en los fatalistas mexicanos. Una tragedia más, inevitable como masacre de narcotraficantes, que sea lo que Dios quiera… ¿Tiene sentido ese laissez passer?

En efecto Estados Unidos, el país más cosmopolita del mundo (con mayor movilidad internacional de los ciudadanos) superó en febrero de 2021 el medio millón de muertes por covid, cifra que a la fecha asciende a 834 mil decesos. Sin embargo, no vamos mejor que el vecino. Lo sabemos al considerar la población total de cada país y las cifras oficiales de los respectivos gobiernos sobre contagios y muerte por coronavirus.

Primero, la tasa de mortalidad causada por el virus. Las muertes por covid representan 0.23% de la población total de México (ha fallecido cerca de uno de cada 400 mexicanos); y en los Estados Unidos, el 0.25% (ha muerto uno de cada 400 estadunidenses). En esta medición no hay gran diferencia: se puede decir que igualan cifras, al subestimar el peligro de la pandemia, las políticas sanitarias tan similares de Trump y López Obrador.

Segundo, las tasas de letalidad (muertes por covid entre total de contagios). Son respectivamente de 7.3% en México (muere uno de cada 13.6 contagiados) y de 1.4 en los Estados Unidos (muere uno de cada 70 contagiados). Aquí hay una diferencia sustancial: una letalidad cinco veces mayor en México. En resumen, aunque en Estados Unidos se han contagiado muchas más personas (58.5 millones) que en México (4.1 millones), en nuestro país ha fallecido una proporción cinco veces más alta de contagiados (uno de cada 14, contra uno de cada 70 en el país del norte).

Moraleja: sigue siendo pertinente tomarse la pandemia en serio.

Mientras leo acerca de nuevas dosis de vacuna para población de cada vez menos edad, me pregunto si esta pesadilla terminará algún día o aparecerán nuevas variantes que enluten aún más a México. Y es que a juzgar por los datos, el semáforo de Gatell nos ha servido de muy poco si no de nada.