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Tlaxcala Merece Mejor Servicio de Transporte
Los transportistas del estado de Tlaxcala darán mucho de qué hablar, durante 2020. El diputado local morenista, Miguel Piedras, al presidir la comisión legislativa que lleva los asuntos del transporte, pretendió robustecer todavía más, el de por sí pulposo monopolio del transporte público de pasajeros en Tlaxcala.
Todo, como Trump, por querer ligar un trieño más, como funcionario público. Pretendió seguir manteniendo el monopolio del servicio de taxi, únicamente para los eternos concesionarios de placas de taxis.
Su gremio además, amaga con un incremento a la tarifa del servicio público de transporte colectivo de pasajeros, mucho muy superior a la inflación. Además, desde el año pasado han amenazado nuevamente, con “manifestarse” mediante un paro del servicio de transporte, en caso de no satisfacer sus pretensiones.
Y así estamos, al empezar el presente 2020.
En este espacio ya hemos abordado el tema, incluso con algunas consideraciones técnicas que los expertos y conocedores de la materia han planteado desde el siglo pasado para el caso del transporte, pero más, de la movilidad de las y los tlaxcaltecas.
Lo anterior, porque Tlaxcala sigue siendo todavía una de las entidades donde el transporte público de pasajeros está altamente secuestrado por un grupo pequeño de familias, quienes son las poseedoras del mayor porcentaje de placas del servicio público de pasajeros.
Es importante replantear que no se debe perder de vista, que no son propietarios de las placas. El propietario, es el Estado.
Además, no se está ante un servicio privado, conforme a la Ley, es un servicio público.
Luego entonces, el Estado puede ordenar de otra forma el sistema de concesiones del servicio público.
A éstas alturas, en pleno siglo XXI, que el transporte público de pasajeros, siga brindando servicio, con unidades fabricadas en el siglo XX, es un incumplimiento muy grave a las leyes en la materia, tanto a nivel local como federal.
En la era de la globalización y de las interconexiones virtuales y reales, que en Tlaxcala, un pequeño grupo pretenda seguir manteniendo rezagada a Tlaxcala de la modernidad en materia de movilidad, de transporte, de comunicaciones y de múltiples servicios, es algo que la Legislatura local, mucho menos el Ejecutivo, debieran permitir.
En estos tiempos, todas y todos los tlaxcaltecas sin excepción alguna, deben, tienen, derecho a usar y disfrutar cualquier medio de transporte que esté disponible, así como el poder trasladarse cómo mejor les acomode o les convenga, en tal sentido urgen más ciclovías e iluminación suficiente en los trayectos para bicicletas, monopatines y traseúntes, videocámaras y botones de pánico.
Por ello, en materia de transporte público de pasajeros, el sistema y las modalidades de concesiones públicas de transporte de pasajeros tiene que ampliarse hacia todo el abanico de posibilidades y opciones existentes y por existir.
Al final del día, quien va a elegir el medio y el sistema de transporte, será el usuario o usuaria del mismo.
Si hay opciones y alternativas para transportarse que no estén contempladas en la ley, urge que los legisladores las incluyan, las regulen y establezcan requisitos y mecanismos que garanticen la seguridad, regularidad y calidad del servicio.
Es sobradamente evidente que cuando existe competencia, no solo la calidad de un servicio o producto mejora, lo más importante para las y los usuarios: el servicio o producto baja de precio y aún en los casos en que no hay una reducción, es claro que permanecen estables sus precios por más tiempo. El ejemplo de la línea federal ATAH, es clarísimo. Como no tiene competencia, incrementa sus tarifas, cuantas veces quiere y a placer. Si tuviera competencia, no sucedería eso. Los monopolios, causan severos daños a las economías de los pueblos. La competencia, regulada por la Ley, beneficia a los pueblos y estimula el crecimiento económico.