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Vayámonos Respetando
¡Ya no hay respeto!
¿Cuántas veces hemos escuchado esta frase cuando somos testigos del comportamiento irreverente de una persona a otra, sea hombre o mujer, o cuando somos el blanco de la insolencia de un semejante solo por no pensar como ella o él? Muchas, demasiadas quizá en los últimos tiempos.
Sin lugar a dudas considero que el respeto es el principio básico para la comunicación eficaz y para la convivencia en paz. Es por ello que me sorprende el comportamiento xenófobo o racista, el prejuicio ante ciertas culturas y creencias.
El ver que se excluye a una persona porque piensa distinto que los demás en el ámbito que sea, ya sea en política, religión, ciencia, etc., me parece algo indigno de una persona que se considera razonable.
El fanatismo, la pertenencia a cierta raza o religión, grupo deportivo o político hace creer a esas personas que son superiores y dejan de lado que solo por el hecho de ser personas somos merecedores de respeto.
El respeto implica bondad, consideración, tolerancia.
El que se sube a un pedestal porque se considera superior a sus semejantes, es presuntuoso y está exponiéndose a que tarde o temprano sea objeto de burlas y eso es falta de respeto a sí mismo.
Se hace muy difícil, casi imposible, poder platicar civilizadamente con personas que se dicen superiores por el hecho de creer en algo, seguir una ideología cualquiera. No se dan cuenta que no solo nos faltan al respeto sino que ellos mismos se irrespetan.
Cuando existe respeto por uno mismo, entonces se puede manifestar respeto a los demás. Es demostración de sabiduría, el estar conscientes de nuestra naturaleza humana y de que todos somos semejantes e imperfectos, y es una manifestación de respeto a uno mismo cultivar un grado de autoestima, un amor propio, pero como reza el dicho; sin tanto que queme al santo, ni tanto que no lo alumbre.
Manifestar amor a la vida, cuidar la integridad personal, cultivar las cualidades que nos distinguen como seres humanos civilizados, es manifestar respeto por uno mismo. Y el siguiente paso, será manifestar un comportamiento coherente ante nuestros semejantes que se fundamenta en todo lo considerado.
Para tener una concepción respetuosa de la vida, hay que empezar por respetarse a uno mismo, es lo que llamamos el autorrespeto. Este es el primer paso para respetar a los demás, por lo tanto no debemos hacer cosas que atenten contra nuestra propia dignidad.
Por ejemplo, si nos dejamos humillar para conseguir unos objetivos no nos estamos respetando a nosotros mismos. El respeto no sólo lo debemos aplicar a las personas, también debemos ser respetuosos con nuestro entorno.
Una persona realmente respetuosa con los demás también lo será con el medio en que todos vivimos, con los animales, las plantas, etc. Cuando se pierde el respeto se pierden todos los valores, hay que aprender a respetar a las personas para que nos traten bien, nos aprecien y nos valoren como alguien honesto, amable, cariñoso y sobre todo respetuoso. Así es que, vayámonos respetando.