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¿De Verdad el TLCAN es tan Malo Para los Mexicanos?
Ahora que nuevamente se analizará, debatirá y revisará el Acuerdo de Libre Comercio entre Canadá, Estados Unidos y México (TLCAN), nuevamente hay voces en el país, que se oponen a todo el TLCAN o partes del mismo. Están en todo su derecho de expresar lo que a su interés o a su derecho convenga.
Sin embargo, los hechos se imponen. Hechos cotidianos, que por serlos, pasan desapercibidos.
En 1990 y antes de 1990, los precios de productos de primera necesidad, sufrían los embates de la inflación, una y otra vez, alejándolos del consumo de las familias que dependían fundamentalmente de un salario.
Igual ocurrió con productos y servicios que brindan comodidad, esparcimiento y un mejor estándar de vida, alejándonos del nivel de vida que dominaba en países similares al nuestro e incluso, muchos países que en los 60´s vivían en peores condiciones que México, para los años 70´s y 80´s, ya nos habían rebasado.
Los datos de un simple Almanaque Mundial de 1990 comparados con los datos de un Almanaque 2016, reflejará claramente las diferencias en el consumo de las y los mexicanos.
Seguramente, cada familia puede hacer su propia comparación.
1990:
¿Cuántas familias tenían televisión?
¿Cuántas de ellas, a color?
¿Cuántas familias tenían lavadora?
¿Cuántas de ellas, automáticas?
¿Cuántas familias cocinaban con gas?
¿Cuántas familias NO tenían electricidad?
¿Cuántas familias NO tenían agua potable?
¿Cuántas familias NO contaban con WC?
¿Cuántas familias NO tenían teléfono?
No quiero cansar, pero la lista en verdad resulta interminable. Como interminable también las cosas buenas y positivas para México, para las y los mexicanos.
Desde luego, como en todo proceso de cambio, de transformación, de crecimiento, porque es innegable que México, poco antes del TLCAN, ya había empezado a cambiar, a transformarse, a crecer en múltiples sentidos: económico, político, social, cultural, deportivo, etc., hay, hubo perdedores.
Porque difícilmente, México podría apartarse de la dinámica mundial que se generó en la segunda mitad de los años 80´s del siglo pasado. Sin embargo, no todos se suben al tren del cambio, de la transformación, del crecimiento. Al contrario, se oponen, se resisten y lo peor, se quedan al margen.
Actualmente, si siguen al margen del crecimiento, es porque negándose a las nuevas realidades, no buscan acceder a las nuevas oportunidades que la economía y lo social mundial y nacional, ofrecen a todas y todos, porque no hay limitantes.
Aunque Trump quiere imponer límites, la realidad lo está y lo va a avasallar. El señor no ha entendido que las fronteras hace mucho que fueron rebasadas y que Estados Unidos ya no es el referente mundial que fue, después de las dos guerras mundiales, oficialmente reconocidas.
El caso es que hoy, 2017, en México, millones de familias mexicanas más:
Tienen televisión a color, no solo una y acceden a través de internet
Tienen lavadora automática
Cocinan con gas
Tienen electricidad
Tienen agua potable
Tienen baño y WC
Tienen teléfono y más, mucho más de un teléfono y muchas cosas más que NO había en 1990. Éstas son realidades y hechos cotidianos.